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Presentación

  • : El blog de Sergio Esteban Vélez
  • : En este sitio, la cultura es protagonista. Se puede apreciar lo mejor del arte y de la literatura colombiana, a través de entrevistas a sus mayores representantes y de más de un centenar de artículos sobre el trabajo de los mismos. También hay un espacio para la Historia, la Política y la Lingüística, además de una compilación de la obra poética que el autor ha desarrollado desde su niñez, cuando ya publicaba libros y era admirado en su país como "el Niño Poeta".
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El color según los maestros

Guerra, Padura y Manet

2 noviembre 2015 1 02 /11 /noviembre /2015 00:19

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SERGIO ESTEBAN VÉLEZ

 

 Desde 1955, Fernando Arrabal reside en Francia.  Allí, ha formado parte de los más encumbrados grupos intelectuales del mundo y ha entablado amistad con muchos de los principales personajes de la cultura del siglo XX. Estuvimos conversando sobre algunos de ellos

 

-  Usted, con Samuel Beckett, Eugène Ionesco y Jean Genet, entre otros,  es considerado como uno de los mayores maestros del Teatro del Absurdo.  ¿Qué puede ser absurdo para Fernando Arrabal?

- Me parece que esa es una palabra menor, que va a tener el mismo éxito que la palabra vanguardia.  Nuestro teatro ha atravesado las fronteras porque se le ha dado el calificativo de 'absurdo'.  Y uno se pregunta por qué.  El primer día que veo la palabra 'absurdo' estoy con Samuel Beckett. Como de costumbre, estamos jugando al ajedrez, cuando su mujer, Suzanne, trae un paquete, lo abre y es un libro.  Y estamos en portada Beckett, Ionesco, Adamov y yo.  Entonces, Beckett coge el libro, lo mira, y lee: 'Teatro del absurdo'.  Me mira, y dice: '¡Qué absurdo!'.

 

- ¿Cómo lo influenció el cine de Man Ray?

- ¿Se dice 'influenciar'? ¿No se dice 'influir'? Creo que 'influenciar' * es una palabra no se puede decir.  Por eso me choca... Pero usted sabe más que yo.  A ver, dígame lo de 'influir'...

 

- Hablábamos del cine de Man Ray...

Es que yo lo he visto recientemente, y he visto muy poco.  Man Ray me interesaba mucho.  Pero más, su mujer, la última. No conocí a la anterior.   En todos ellos, me interesaban mucho más sus mujeres que ellos.  La mujer de Beckett me gustaba mucho; la de Ionesco, también.  Incluso las mujeres que estaban con Andy Warhol eran más intesantes que él. Y entre Picasso y su mujer, Jacqueline, hay una diferencia abismal.  Ella era una mujer inteligente, que fingía ser tan tonta como él.  ¡Y era muy difícil ser tan tonto como él!

 

- Usted, durante tres años, integró el grupo de los Surrealistas.  ¿Cómo era trabajar con el archifamoso líder de ese colectivo, André Breton?

- Era imposible, porque yo nunca he trabajado y él tampoco.  Simplemente, Breton tenía un grupo de personas que nos veíamos todos los días, de seis a siete y media.

 

- ¿Cuál fue la causa por la cual usted dejó el Surrealismo de Breton y fundó, con Topor y con su eterno amigo Jodorowsky el  anti-movimiento Pánico?

- Estábamos muy felices en el grupo Surrealista.  Pero allí la confusión no estaba presente.  Y había un aspecto que no soportaba Breton, aunque Dalí sí (que había sido expulsado), y era la ciencia, que a nosotros nos entusiasmaba mucho.

 

- Ha tocado usted un tema fundamental, el de la confusión, que es reconocida como el gran  vector de sus producciones...

- Nosotros consideramos la confusión como una presencia.  Es como la muerte. Entonces, nos aclimatamos a ella.  Querríamos conocer las leyes de la confusión.  Por eso, nos ha interesado uno de los últimos avatares de las matemáticas, que es la Teoría de Motivos.   Nosotros somos enamorados de la ciencia y de las matemáticas y lamentamos no poder encontrar las leyes de la confusión y del azar.

En España y en América Latina, se habla mucho de 'tertulia' y se inventan frases de Tertuliano, que era uno de los hombres más cultos de su época.  Cuando Tertuliano se hace cristiano, él tiene que definir la redención.  Y eso se le hace muy difícil.  Entonces, dice: 'Creo en la redención, porque es absurdo'.  Es una frase luminosa y bastante clara.  Y yo, siguiendo la traza de Tertuliano, digo: 'Creo porque es confuso'.  No puedo imaginar nada, si no es confuso. 

 

- En ese París que le tocó vivir, donde vibraba la más alta intelectualidad del mundo, ¿le tocó conocer a Cocteau, ese genio inefable que, igual que usted, logró sobresalir como novelista, dramaturgo, pintor y cineasta?

- No. Y, sin embargo, me gusta mucho Cocteau.  Él, un hombre muy inteligente, que fue difamado y odiado en el grupo de los Surrealistas, dijo algo que, cuando lo leí, me dije: ¡Cómo es que yo no lo había pensado! Y es que se refiere a Picasso  como 'el divino cretino'.  Y lo importante ahí es la palabra 'divino'. Aunque cretino sí, porque no era muy inteligente, no era un hombre con el cual se pudiera tener una conversación.  Piense usted que él a los sesenta años se hace estalinista, ¡cuando ya ha pasado lo mejor de su vida sin caer en semejante trampa! Pero era algo divino.  ¿Cómo es posible?  ¡Hay que ver la fe que tenía en sus cuadros! Era una cosa casi mágica.  Había que decirle algo de cada cuadro.  Y eso que ella, su esposa, que le ayudaba, te podía mostrar, en nombre de él, cien cuadros por hora.  Lo único sensato es que 'le jodió' que yo hicera 'Viva la muerte'. Y eso me parece muy bien.  Y eso que él nunca vio mi película.  De la misma manera que, cuando Breton publicó mi teatro, la gente me decía: 'A Breton le encantó su teatro'.   Pero lo cierto es que Breton se metía a la cama a las siete. ¡Le gustó el texto, pero nunca vio mi teatro!  Con Picasso ocurrió lo mismo:  cuando él supo que yo hice 'Viva la muerte', estaba ofendido.

 

- ¿Qué es lo que más recuerda de su amigo el célebre dadaísta Tzara? Arrabal1.jpeg

- Yo he tenido muy malas condiciones con gente como Tzara o Picasso.  A los dos los conocí cuando ya estaban muy viejos y cuando eran estalinistas.  Y era muy penosa la presencia de un estalinista.  En el caso de Tzara, le quedaban cosas grandiosas del pasado, como ser jugador de ajedrez, cosa que ni siquiera tenía Picasso, que era, sencillamente, un soldado del imperialismo estalinista, con la misma fe con la que, durante la Guerra Civil, rechazó venir a España para dirigir el Museo del Prado, como le fue ofrecido.  Luego, cuando le dieron el millón, en cinco días, según él, hizo Guernica, si es que la hizo, si es que esta obra está dedicada a Guernica y no a la electricidad.  Pero esas cosas ni usted ni yo las conocemos suficientemente.  Picasso inspiraba respeto por el genio de su obra, pero, sobre todo, por la mujer que tenía.

 

- Ya que menciona el talento de Tzara como ajedrecista, hablemos de sus libros sobre ajedrez...

- Son libros muy confidenciales, en todos los países. Menos en Francia que en España, porque en Francia hay 8.000 personas que leen diagramas de ajedrez, mientras que en España hay sólo 3.000.  De modo que esta clase de libros son completamente confidenciales.  Lo más  asombroso es que yo haya ganado el único premio serio de novela española con 'La torre herida por el rayo', que es un libro que es insoportable por el hecho de que cada página tiene un diagrama de ajedrez, y el ajedrez parece la cosa más aburrida del mundo.

 

- El Nadal es el premio literario más antiguo de España. Pero, ¿por qué cree que es el único premio serio de ese país?

- Yo creo que todos los premios lo que hacen es una cosa folclórica, de panderetas. Eso es obvio.

 

 - Ya hemos escuchado sus opiniones sobre Picasso.  Cuéntanos ahora sobre su gran amistad conarrabal-louise-bourgois.jpg Salvador Dalí...

- Dalí era un hombre demasiado culto, mucho más culto que original.  Al final de su vida, cuando nos veíamos, lo hacíamos a través de una puerta, porque él no quería mostrarse como era: su pelo y su barba ya eran blancos, se le había caído el bigote y tenía tubos para mejorar la respiración. 

 

- ¿Qué le inspiraba Gala?

- Era una mujer extraordinaria, fantástica.  De eso no cabe duda.  Fue una mujer que me maltrató, como una manera de maltratar también a Dalí, puesto que era su marido el que me impulsaba tantas situaciones...

 

- ¿Y María Kodama, la fuerte esposa de Borges, ese gran inspirador de su trabajo cinematográfico?

- A ella la he conocido muy mal. Porque, Borges viajaba sin ella.  Rara vez los vi juntos.  A Europa, venía.  Nuestras grandes conversaciones fueron sin ella.  Luego, ya nos hemos visto en Japón y en algunas otras coincidencias.  No puedo decirle nada extraordinario sobre ella, porque no la conozco bien.

 

- Su frecuente contertulio Milan Kundera dice que la obra de Fernando Arrabal merece permanecer en el tiempo.  ¿Piensa que el cedazo del tiempo será clemente con sus producciones?

- Yo diría que Kundera, como es tan buen amigo, lo mismo que Ionesco o Beckett, que tanto dijeron que me querían,  habrían querido que el porvenir se apiadara de mí.  Pero nunca podemos saber qué va a pasar.  Probablemente, mañana se va a olvidar completamente quién es Fernando Arrabal.

 

 

Hablando de actualidad

 

- ¿Cree que su anarquismo ha sido superado por la actual situación española?

- No creo que yo haya sido nunca anarquista.  En realidad, esta es una pregunta muy pertinente, porque, en mi caso, uno no puede referirse a España, ya que he declarado a menudo que soy de Destierrolandia.

- ¿Qué piensa del cine "gótico" de "Blancanieves", (el fenómeno cinematográfico del momento, en España. Obra candidata al Óscar, por ese país)?

- No sé ni a qué se refiere.

- ¿Acabó la sociedad de consumo con la imaginación?

- Sobre esas palabras que usted emplea, no puedo decirle nada.  No les encuentro significado.  Si ya tengo problemas para saber qué es Dios, cuando usted me habla de sociedad de consumo, no puedo saber a qué corresponde ese título. 

- El poeta colombiano Rubén Vélez me dice que le pregunte qué piensa de la obra del célebre escritor español Javier Marías (ganador de algunos de los principales premios de la lengua española). ¿Demasiado británica para su gusto?

- Me habla usted de dos nombres que no conozco.  Rindo homenaje a estos nombres que usted me cita, pero no los conozco.

- Hablemos de su defensa de Israel...

- Eso es algo obvio.  Pero, ¡vaya pregunta! Es la primera vez que se me mide sobre política internacional.  ¿Llevo el uniforme, para responder esta pregunta?

 

Arrabal, según Ionesco

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"Eran los años de la dictadura del general Franco. Arrabal tuvo la ocurrencia de ir a España, su país de origen, y así lo hizo. Firmó dedicatorias en sus libros. Una de ellas fue injuriosa para con el general Franco, o juzgada como tal. Lo cierto es que éste le mandó encarcelar. Fue desde la cárcel, creo, desde donde Arrabal me escribió. A mi esposa se le ocurrió preparar una petición firmada por escritores importantes con miras a la liberación de Arrabal.

Como es lógico, desechamos la idea de presentar ese documento a Sartre o a otros escritores de izquierda. Entonces, mi esposa recurrió a Anouilh, a François Mauriac (porque era católico) y a algunos otros. Enviamos la carta a España. Y fue gracias a esta carta, firmada por hombres considerados de derecha, que Arrabal pudo ser puesto en libertad.

(...) Espero poder decir alguna vez por qué me gusta Arrabal, por qué me encanta su estilo, por qué amo su espíritu barroco, por qué amo su cultura tan extensa, su barroquismo y su persona misma".

 

Eugène Ionesco

 

 

* El verbo influenciar aparece en el diccionario de la Real Academia Española

 

 

 

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12 octubre 2013 6 12 /10 /octubre /2013 06:35
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SERGIO ESTEBAN VÉLEZ
 
 
En estos días de festival, la ciudad de Trois-Rivières, la segunda más antigua del Canadá, se convierte en un verdadero santuario poético. Todo gira en torno a la poesía. En restaurantes, bares, parques, escuelas y hasta en prisiones, se llevan a cabo las actividades del evento poético más importante del país y el festival de poesía francófono líder en el mundo.
Su fundador y presidente, Gaston Bellemare, uno de los gestores culturales más ovacionados y condecorados de su provincia, el Quebec, es referencia insoslayable cuando de festivales de poesía quiere hablarse en cualquier rincón del orbe. Por algo es el presidente de la Federación Internacional de Festivales de Poesía. Este escritor, editor y catedrático estuvo conversando con nosotros sobre el panorama actual de la poesía, el papel de los poetas y los proyectos que actualmente adelanta en asocio con Medellín.
 
- Los poetas, hace unos años, eran apreciados y aplaudidos como personajes destacados de la sociedad. La prensa destacaba su trabajo, los niños recitaban sus versos, la gente los reconocía en la calle, los gobiernos los nombraban en cargos diplomáticos... ¿Qué se puede hacer para que los poetas recuperen el prestigio y la relevancia que los distinguió durante tanto tiempo?
- Esta pregunta es muy compleja. En México, por ejemplo, a veces un poeta es más importante que el presidente del país. Es el caso de Jaime Sabines o de Octavio Paz. Aunque ellos no tenían el poder, gozaban del respeto que el presidente no tenía. Estos poetas eran personas del verbo "ser", mientras que el presidente era alguien del verbo "tener". Y esa es la diferencia entre los dos. La sociedad de hoy en día es muy del verbo "tener", mientras la poesía sigue siendo del verbo "ser". La gente de nuestro tiempo se pasa la vida queriendo "tener" mucho y se olvidan de "ser".
 
- ¿Cree que la falta de musicalidad o de rima en la poesía actual es una de las causas de la pérdida de espacio de la poesía en diversos estadios de la sociedad, como las tertulias familiares o los eventos escolares?
- No creo. Antes, por ejemplo, las mujeres llevaban corsé, y ya no lo usan. La rima era el corsé del verso. Ahora, el verso se ha liberado. Porque, si tienes la obligación de rimar, talvez eso no te permita plasmar fielmente la emoción que quieres transmitir.
 
- ¿Qué opina de tendencias poéticas como la de la poesía en onomatopeya, tan frecuentes hoy en día?
- Recuerdo que aquí, en el Quebec, había un poeta que hacía eso: constantemente creaba palabras a través de sonidos. Y un día, en Bélgica, en una lectura poética en la que lo estaban presentando como uno de los más grandes poetas quebequenses, luego de unos minutos, todos los asistentes se habían ido, porque nadie entendía nada. De modo que la onomatopeya es la onomatopeya y la poesía es la poesía. La poesía es algo que viene del interior de alguien y que intenta llegar al interior de alguien más. Y no es la onomatopeya la que va a facilitar eso.
 
- Usted es un privilegiado que ha podido asistir a la gran mayoría de festivales y eventos importantes de poesía en el mundo. ¿En qué país, según usted, se está produciendo en este momento la mejor poesía?
- A mí me gusta mucho la poesía escrita en español. Los mayores países de América Latina, gracias a la gran cantidad de personas que los habitan, evolucionan hacia la poesía de calidad más fácilmente que los países pequeños, en los cuales el dinamismo no es el mismo. Los países menos poblados muchas veces no son autosuficientes y todo tienen que importarlo. Pero un país como Colombia tiene suficientes poetas para "autoabastecerse" y desarrollarse a su propia manera.
 
 
-¿En qué país hay, hoy en día, el más nutrido y brillante grupo de poetas, según su concepto?
- Hay muchos en los países latinoamericanos y también, muy especialmente, en los antiguos países comunistas. Allá, ahora se goza de una libertad de expresión que antes no tenían y, por tanto, el interior de cada cual debe compenetrarse con su nuevo universo, la nueva manera de vivir.
 
 
- Pero, a pesar de la calidad de la poesía en estos países, talvez sean los poetas de los países más ricos los que reciban más apoyo...
- Nosotros todos los años evaluamos la situación de la poesía en el mundo. Nos fijamos en cuántos poetas hay en cada país, en cuántos volúmenes de poesía se publican, en cómo marcha el mercado de los libros de poesía... y, casi siempre, las ventas de libros de poesía son bastante similares en los diferentes países, sin importar si uno tiene un millón de habitantes, y el otro, cincuenta millones. En Francia, por ejemplo, de un poemario promedio se están vendiendo entre 150 y 200 ejemplares. Y ocurre que las grandes editoriales, como Gallimard, esperan a que las pequeñas editoriales inviertan durante años en la promoción de un autor, para, una vez el poeta ya es reconocido, invitarlo a publicar con ellos y, por tanto, a abandonar al pequeño editor. Y la mayoría de los autores aceptan la invitación. Gaston-bellemare3.jpg
 
 
- Si un poeta no ha sido traducido al inglés o al francés y, por tanto, a ustedes se les dificulta leer la poesía de tal autor, ¿cuáles son los parámetros para que ustedes tomen la decisión de invitarlo a su festival?
- Como editor, trabajé con 51 editoriales de 17 países. Tengo convenios con 20 festivales de poesía en el mundo. De ellos puedo obtener información. Además, puedo leer el currículum de un poeta y buscar información en la internet. Esto te permite comparar lo que él poeta dice de él mismo, con lo que realmente es. Puedo ver si el poeta ha obtenido premios y evaluar si estos premios son de una cierta categoría, si ha sido publicado por editoriales reconocidas o si él mismo ha pagado la edición de sus libros y si los demás dicen que se trata de un buen poeta. Yo no acepto que alguien me diga "Yo soy un gran poeta". Prefiero que me lo diga alguien más.
 
De la mano con Medellín
 
- Hablemos de la Confederación de Festivales de Poesía, creada en Medellín, hace dos años, gracias a su guía, como presidente y fundador de la Federación Internacional de Festivales de Poesía, y a la del antioqueño Fernando Rendón...
- Hace tres años, me reuní con Fernando Rendón en Medellín y planteamos entonces la posibilidad de este proyecto. Al año siguiente, convocamos a un encuentro internacional de directores de festivales de poesía. Invitamos a treinta festivales y asistieron más de cuarenta. Así se logró la creación de esta unión. Y esto es importante porque nos permite intercambiar y conocer cómo funcionan los otros festivales, las especificidades de cada uno de estos eventos y aquello que uno podría tomar para proponer ante su propio público. Porque, para mí, ante todo, es necesario que un festival de poesía sea para un público con poetas y no para poetas con público.
 
-¿Cómo va el desarrollo de convenios de su festival con festivales colombianos?
- Tenemos un convenio con el Festival de Pereira, que va muy bien. Los poetas quebequenses que han ido han adorado ese evento. Y también tenemos convenio con el festival de Medellín, al cual asisto siempre desde el año 2010. Este año, se suponía que presentaríamos un poeta enviado por el Festival de Medellín, pero no le fue concedida la visa para entrar al Canadá. Es toda una lástima que esto haya ocurrido, porque se trata de un poeta que se ha presentado en otros varios países y que habla francés, de modo que habría sido muy interesante tenerlo aquí con nosotros.
 
Una vida por la poesía
 
Gastón Bellemare nació en Saint-Étienne-des-Grès, Quebec, en 1942.
Inició su carrera de promoción de la poesía como editor internacional. Fue cofundador y director de la editorial Écrits des Forges, desde la cual publicó más de setecientos títulos. Fundó también la casa L'Orange Bleue, de poesía francófona, que agrupa cinco editoriales.
En 1985, fundó el Festival de la Poésie de Trois-Rivières. Desde la presidencia de este evento, ha creado una decena de prestigiosos premios de poesía y ha sacado adelante proyectos como la Maison de la Poésie (Casa de Poesía).
En el año 2001, fundó la Federación de Festivales Internacionales de Poesía. Funge como presidente de la misma. Actualmente, se avanza hacia la consolidación de una confederación mundial de festivales de este género.
Ha realizado asimismo una significativa labor al frente de otras entidades del medio literario y cultural del Quebec, como la Sociedad para el Desarrollo de Publicaciones Culturales (la cual preside), el Consejo de Bibliotecas y Archivos Nacionales, la Asociación Nacional de Editores y la Comisión del Libro y de la Lectura, entre otras muchas.
Su trabajo ha sido exaltado con numerosas condecoraciones, entre las que sobresalen el Premio Georges-Émile-Lapalme (la distinción más importante que concede el gobierno del Quebec a un representante de la cultura), la Orden Nacional del Quebec, la Medalla del Gobernador General del Canadá, la Medalla de la Academia de Letras del Quebec, la Orden de La Vérendyre y el Premio de la Université du Québec á Trois-Rivières. Es miembro de la Academia de las Letras del Quebec y de la Academia Mundial de la Poesía.
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1 noviembre 2012 4 01 /11 /noviembre /2012 00:12

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El hispano-francés Fernando Arrabal, uno de los más consagrados escritores y cineastas de Europa, está cumpliendo ochenta años de edad.  En medio de los homenajes correspondientes, se está estrenando en el Festival du Nouveau Cinéma una película sobre su personalidad, "Fernando Arrabal, Grand Rectum, Université de Foulosophie", realizado por el director François Gourd.  Durante su estadía en Montreal,  le alcanzó el tiempo para conversar con nosotros  

 

   

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ

 

- Ahora, cuando se celebran sus ochenta años de edad, ¿siente dolor por no poder volver a vivir tantos momentos gratificantes de su vida o es de los que piensan: "a mí ya no me quitan lo bailado"?

- Yo aquí estoy de paso y pienso que lo mejor está por venir. 

 

- ¿Cree que usted puede ser una suerte de encarnación del arte contemporáneo?

- Yo creo que yo soy no la encarnación del arte contemporáneo, sino una instalación.  Y  es como si la historia hiciera lo posible para que esa instalación fuera cada vez más rica.  Por eso, soy el único que ha estado en los cuatro avatares de la Modernidad, cuando este es un honor que ha debido tener cualquier otro, antes que yo. Y, por ejemplo, todo lo de mi infancia es como si alguien hubiera dicho: 'Vamos a ponerle a este hombre todo para ser la instalación literaria, artística y filosófica del tercer milenio'.

 

- ¿Qué opina del concepto de P. Bruckberger, en Le Monde, de que usted "es al cine lo que Rimbaud a la poesía"?

- Es algo muy parecido a lo que escribió el director del periódico Le Figaro, que dijo: 'En un siglo de moralidad artística, no se debe permitir el teatro de Arrabal'.  Son cosas excesivas, de un lado y de otro. 

 

- ¿Qué se le vino a la mente cuando fue condenado a doce años de cárcel por haber escrito en la dedicatoria de un libro: "Me cago en Dios, en la patria y en todo lo demás"?

- ¿Cómo es posible que yo, que soy el menos político de los escritores españoles, tenga la 'Legión de Honor', prestigiosísima y completamente inmerecida, de ser el único que irá a la cárcel?  ¿Y cómo es posible que a la muerte del general Franco, toda la obra de su colega colombiano (García Márquez) esté publicada en España, mientras que la mía está totalmente prohibida? ¿Por qué tanto homenaje a mí?  ¿Por qué un año después de la muerte de Franco, hay cinco españoles que tienen prohibido volver a España? Y  cuatro de ellos merecían:  La Pasionaria,  Carrillo, Líster y El Campesino.  Líderes magníficos en su terreno. ¿Pero yo qué pinto ahí? Es como si España y el mundo hubieran deseado que conmigo hubiera algo especial.  ¿Usted puede creer que, al comienzo de la Guerra Civil, el primer condenado a muerte sea mi padre, en la ciudad de Melilla?  ¡Qué cosas tan misteriosas y tan honoríficas!

 

- Un año después de la muerte de Franco, La Pasionaria, Líster, Carrillo, Alberti (que era elarrabal8.jpeg sexto miembro de la lista de los que no podían regresar) y tantos otros líderes en el exilio regresaron al país.  ¿Usted por qué no se radicó de nuevo en España?

- Esto le dije hace unas semanas a (Milan) Kundera: 'tú no eres checo, ni eres francés. De la misma manera que Vives no era español ni francés, y que Spinoza no era español, ni portugués, ni holandés.  Nosotros todos hemos entrado en el arte, en la literatura y en la filosofía como quien entra en una religión.  Y no somos ni españoles, ni franceses, ni checos:  somos de Destierrolandia'. 

 

- ¿Esa sed suya de transgredir se debe a la represión franquista?

- Son cosas que se han inventado.  Yo no me explico por qué se dice eso.  Si usted va ahora a España, ya sí se pueden conseguir libros míos.  Y hay editores que publican obras mías que fueron escritas antes de la muerte de Franco y, por lo tanto, fueron prohibidas por él.  Entonces, los editores ponen, por ejemplo 'Celebrando la ceremonia de la confusión', de Fernando Arrabal, y,  abajo: 'obra totalmente prohibida por el antiguo régimen'.  La transgresión está ahí, porque, entonces, hay gente que compra el libro lamiéndose los labios de gusto.  Y hay una gran decepción, porque no se comprende por qué no podía ser leído, ya que no hay nada dentro de él que implique que sea transgresor hasta el punto de que tenga el honor de ser prohibido, honor que no va a tener 'Cien años de soledad'.  Y no sé por qué me estoy refiriendo tanto a este amigo (García Márquez).  Fíjese usted que la última conversación que tuvimos fue en presencia de Octavio Paz y del presidente de México, que nos invitó... ¡que me invitó a mí!

 

- Hablemos de la catarsis que usted logró a través de su famosa película cuasiautobiográfica "Viva la muerte"

- Catarsis, la han sentido, cuando se estrenó una obra mía, los países que vivieron el Gulag, como Rusia y Rumanía. Esa es la palabra que se ha empleado en esos países.  Tengo una obra que habla de las cárceles franquistas, que se llama 'Y pondrán esposas a las flores'. Y esa obra, que nunca se ha hecho en España (como si tuvieran miedo a que hubiera una catarsis), se ha montado en muchos países excomunistas y, donde yo he hecho cárceles franquistas, ellos han puesto cárceles comunistas, y se ha convertido en el acontecimiento en Moscú, en Bucarest, en Sofía...  Entonces, sí ha habido una catarsis ahí, pero una falsa catarsis, porque yo  escribí la obra fue para denunciar las cárceles en las que yo había estado sin merecérmelo y donde había visto cosas que me parecían asombrosas, que las conté tal y cómo.   Pero, cuando la obra se vio en París y en Nueva York, donde yo la dirigí, la gente sí la vio como lo que era: un testimonio sobre las cárceles franquistas.  Lo curioso es que tenga más catarsis y sea recibida con más tensión en Moscú, cuando yo estoy hablando es de otra cosa.

 

- Hablemos del delirio en su cinematografía....

- ¿Se ha dicho delirio? Yo no le he encontrado delirio nunca.  La realidad que estaba plasmando o aquella que creía haber vivido me parecía muchísimo más delirante. 

 

arrabal6.jpeg- Hablemos de sus "poemas cinematográficos"...

- Hay mucha gente que me elogia y dice que yo hago poemas cinematográficos.  Pero yo creo que, en realidad, la literatura siempre es poema, ya sea dramático,  épico, lírico o cinematográfico. Lo que es cierto es que yo rechazo totalmente toda esa poesía que no es puramente 'hacedora'.  Si yo describo, por ejemplo, la felación, el mejor elogio es el  que me hacen, más o menos con las mismas palabras, Kundera y Houellebecq, quizás, actualmente, el mejor novelista del mundo. Los dos dijeron que el poema 'Mi idolatrada felatriz', que escribo a la gloria de los amores de Peggy Guggenheim con Beckett, era muy hermoso, pero, sobre todo, muy preciso.  ¿Ha leído ese poema?

 

- Ya lo leí, por supuesto.

- ¿Ah, sí? Pero, como usted creía que yo era un provocador, entonces no tiene sentido.  Usted tiene que leérselo sabiendo que yo no soy un provocador.

 

- ¡Este poema ha sido traducido a más de cincuenta lenguas!

- ¡Es muy curioso! Yo creo que soy el 'poeta sin ser reconocido como poeta' más traducido del mundo.  ¡Y traducido por qué clase de poetas! Por gentes del valor de Milán Kundera.

 

- ¿Y cómo se coordinan tantas traducciones?

- Yo no sé.  Eso es como cuando vienen y me dicen: 'Sus obras las están montando en este momento en 37 países. ¿Tiene usted la fórmula?'  Pues la fórmula, en mi caso, es un misterio.

 

- Pero lo cierto es que es interminable la lista de montajes de sus obras... ¿Qué se siente ser uno de los dramaturgos vivos más representados del mundo, al lado de Darío Fo?

- Es que yo me pregunto si eso es cierto.  ¿De dónde sacan esto?  ¿Hay, acaso, una estadística fiable?  Creo que, en efecto, se me hace en muchos lugares, muy diversos, y, si esto fuera cierto, creo que sería a causa de Francia.  Francia tiene, culturalmente, un prestigio increíble, asombroso, mayor que el de cualquier otro país.

 

Un día Cioran, poco antes de morir, me dice:  '¡Qué suerte tiene usted, Arrabal!'.  '¿Por qué?', contesto yo. 'Porque usted es español y es casi francés.  Y si es español o francés, es algo.  Mientras que yo... yo soy rumano: ¡es como si no fuera nada!'.

 

- Tanto Cioran, como Kundera, como usted, aunque no aprendieron el francés en la primeraarrabal7-copia-1.jpeg infancia, se convirtieron en grandes escritores de la lengua francesa.  ¿Se siente igual de cómodo escribiendo largos y complejos textos en un idioma que no es su lengua materna?

- Lo curioso es que, en los sueños, la comodidad es la misma.  Y hay una cosa muy misteriosa, que alguna vez le pregunté a Cioran: 'Usted, así como yo sueño en español y en francés, sueña, a veces, en rumano y a veces en francés. ¿Ha logrado saber por qué?'.  Yo tengo una mujer que fue catedrática en La Sorbona, y, a ella, que, siendo francesa, habla el español mejor que yo, a veces le hablo en francés, y otras, en español.  Mientras, por ejemplo, en el caso de Kundera, en su casa sólo se habla en checo, porque su mujer, Vera, también es checa y habla, como él, el francés con un relativo acento.  El día que Kundera me traduce, me dice: 'Hace 25 años que no escribo en esta mierda de lengua, y, por eso, en mi máquina de escribir no tengo los acentos.  Por favor, busque a alguien que me los ponga'.  Tuve, entonces, que ir donde un traductor en Bruselas, para ponerle los acentos.  Todo esto es misterioso.

 

ARRABAL EN CIFRAS

 

- Ha publicado catorce novelas.

- Un centenar de obras de teatro lleva su firma.

- Ha elaborado el libreto de cinco óperas.

- Creador de casi dos mil libros de poesía (la mayoría de ellos, de sólo un folio), ilustrados por pintores de la talla de Dalí, Magritte y Tapies.

- Ha escrito media docena de libros técnicos sobre Ajedrez.

- Ha redactado más de quince libros de ensayo y   cartas-libro (dirigidas a dictadores y líderes diversos).

- Autor de centenares de artículos publicados en los más prestigiosos periódicos de Europa.

- Ha presentado más de una docena de exposiciones de sus dibujos y fotografías.

- Ha dirigido siete largometrajes y tres cortometrajes (todos con guion suyo).

- Seis de sus obras narrativas han sido llevadas al cine por otros directores.

- Ha actuado en ocho películas.

- Otros autores han publicado más de treinta libros y veinte suplementos monográficos sobre Fernando Arrabal y su obra.

- En numerosos países del mundo, han sido realizadas más de sesenta tesis de pregrado, maestría y doctorado acerca de Fernando Arrabal.

- Su obra ha sido traducida  a más de cincuenta lenguas.

- Ha recibido, en más de diez países, más de sesenta premios, doctorados honoris causa  y condecoraciones importantes (incluyendo la Legión de Honor y la Orden de las Artes y las Letras -del gobierno de Francia-, el Premio Nadal, el Nabokov,  el Wittgenstein, el Espasa, el Mariano de Cavia, el Passolini -de cine- y el Gran Premio de Teatro de la Academia Francesa.  Ha sido finalista en el Cervantes y en el Nobel).

 

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5 enero 2011 3 05 /01 /enero /2011 16:35

 

 

 Entrevista de Sergio Esteban Vélez a David Manzur, publicada en el diario El Mundo, de Medellín, el 26 de febrero de 2010.  Este trabajo fue ganador del Premio Nacional de Periodismo "Simón Bolívar" 2010. Estudio Manzur

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13 diciembre 2010 1 13 /12 /diciembre /2010 00:32

  

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ

El Mundo, 26 de noviembre de 2010

 

 

El escritor peruano Santiago Roncagliolo, estuvo conversando con nosotros acerca de su obra  y de las dificultades de los escritores jóvenes latinoamericanos para darse a conocer internacionalmente.

 

En este mes de noviembre, Santiago Roncagliolo, uno de los escritores latinoamericanos de moda, estuvo en Bogotá presentando su nueva novela, “Tan cerca de la vida”. 

Roncagliolo se consolida cada día con más fuerza como uno de los principales autores jóvenes de Hispanoamérica. Desde que, en el 2006, ganó el premio "Alfaguara" (y sus USD175.000) entró, por la puerta grande, a las altas ligas de la Literatura Hispanoamericana y pasó de ser una potencial promesa a convertirse en una realidad literaria.

A pesar de su juventud (35 años) , cuenta con una vasta trayectoria.  Ha sido novelista, dramaturgo, cuentista, profesor, periodista, guionista para televisión, biógrafo de una millonaria, asesor de imagen política, traductor de Literatura Gay, autor de Literatura Infantil, comentarista radial de la cadena Ser y columnista del diario "El País", de Madrid, y de otros varios medios de España, Argentina, Uruguay, Chile y Perú.  

De sus obras, las más publicitadas, aparte de “Abril rojo” (que lo hizo merecedor del Alfaguara),  han sido sus novelas, "Pudor"  (traducida a varias lenguas y llevada al Séptimo Arte), “La cuarta espada” y “Memorias de una dama”.

Dramaturgo, su obra de Teatro "Tus amigos nunca te harían daño" ha sido montada en una decena de países de América Latina.   Ha sido finalista del Premio "Herralde" de Novela y postulado a la prestigiosa beca "Rolex".  La conocida cadena de librerías FNAC, de Madrid, lo galardonó con el premio "Joven Talento 2003". 

Este joven autor ya es considerado por muchos como "una de las voces más interesantes de su generación de latinoamericanos".

 

Defina su personalidad y la relación que hay entre su personalidad y las de los personajes protagónicos de sus novelas

 

A mí me obsesionan dos tipos de personajes: los psicópatas y los perdedores.  Creo que todos oscilamos entre estas posibilidades.  Los psicópatas están dispuestos a transgredir cualquier límite, para satisfacer sus apetitos, y los perdedores están en el otro extremo: son quienes por no estar dispuestos a transgredir nada, no satisfacen ni sus necesidades emocionales básicas.  Yo creo que soy un poco bipolar: alterno entre momentos en los que estoy dispuesto a correr los máximos riesgos y momentos en los que todo me da miedo.  A eso añadiría una saludable dosis de neurosis. 

 

¿Para un escritor, cuánta dificultad hay en el Perú, para publicar y darse a conocer dentro de la esfera nacional?

 

Yo me fui del Perú, cuando, entre otras cosas, ya me habían rechazado todas las editoriales del país, que eran unas tres y las odiaba.  Pero con el tiempo me he dado cuenta de que hay muchas dificultades, no sólo  económicas, sino también por la piratería.  En este momento, a mí la piratería no me afecta directamente, porque la cantidad de dinero que pierdo es menos que la cantidad de lectores que gano.  No es problema.  Pero la piratería sólo piratea a los autores más vendidos, entonces, las editoriales pierden su principal fuente de ingresos y no pueden invertir en autores nuevos, no pueden arriesgar, que es, precisamente, lo que se hace en España. 

Por otro lado, el tema de fondo es que los libros son muy caros. No hay conciencia de que la piratería es un delito, pero vende los libros más baratos y pone la cultura al alcance de la gente.  Yo me temo que la única manera de arreglar esto va a ser llegar a algún tipo de acuerdo entre piratas y editoriales formales.  Conseguir eso implicaría necesariamente tener libros accesibles y capacidad de riesgo para invertir en autores nuevos.  Creo que, solucionado esto, la situación mejoraría bastante.

 

¿En el Perú sucede, como en otros lugares, que, por influencias, apoyos, contactos o suerte, los autores regulares triunfan y los buenos se quedan sin reconocimiento?

 

No sabría decir eso.  Yo creo que los artistas verdaderamente buenos también pueden tener influencias y contactos y que los artistas malos, muchas veces no los tienen.  Lo que pasa es que no debería depender de influencias y contactos.  La paradójica ventaja en el Perú es que no hay ningún tipo de apoyo a la cultura, con lo cual, irremediablemente, los buenos son los que atraen público, y los malos, no.  Aunque, si hablamos de algún tipo de contacto de respaldo estatal, quizá podríamos hablar de quién se quede con los beneficios de eso.

 

¿Por qué escogió salir del país?

 

Por muchas razones, entre ellas, porque no había podido publicar.  Era el año de la podredumbre de Fujimori y tú veías cómo todo se venía abajo a tu alrededor.  Además, me dejó una chica.  Era un momento en el que había muchas cosas que invitaban a largarte de ahí.  Por otro lado,  yo tenía 25 años, tenía ahorros, porque había trabajado en televisión y en asesorías políticas; no tenía obligaciones ni cargas familiares: no tenía hijos, ni hipoteca, ni carros, y estaba en el momento en que podía arriesgarme a ser escritor, o al menos intentarlo seriamente.  No tenía nada que me atara y tenía la posibilidad de hacer el esfuerzo.  Yo había vivido durante mi infancia en México, entonces, cuando decidí irme, vacilaba entre México, Argentina y España, pero un amigo que es muy pragmático, muy cínico y tiene una gran dosis de humor negro me dijo: "Si te puedes ir al Primer Mundo,  ¿por qué te vas a ir al Tercero?". 

El argumento era tan inconmovible que me fui a España.  Estados Unidos era una posibilidad, pero era demasiado caro.  Ahora, que he ido a los Estados Unidos, creo que fue una suerte haber escogido España, que es un lindo sitio para estar.

 

¿Hasta dónde fue decisivo haberse establecido en España, para darse a conocer y trascender internacionalmente?  En los países latinoamericanos, hay muchos autores que, por más buenos que sean, nunca pasan de ser apreciados en el ámbito local...

 

Estoy totalmente de acuerdo.  Creo que, en América Latina, mi presencia es, paradójicamente, mucho mayor porque vivo en España y publico desde allí.  Los escritores latinoamericanos no nos conocemos porque crucemos la frontera, sino porque llegamos por el aeropuerto.   Conocemos a los chilenos que publican en España, a los colombianos que publican en España, a los mexicanos que publican en España, que es como el foco que irradia libros.  Pero, curiosamente, creo que eso no sólo depende de España sino también de nuestra propia actitud.  Solemos tener un terrible complejo de inferioridad respecto de la cultura y, en efecto, ocurre que hay mucha gente que cree sinceramente que, porque publicas en España, eres mejor. Mientras no corrijamos nosotros mismos eso, tampoco va a cambiar la situación.

 

¿Qué otros escritores peruanos de su generación cree usted que merecen tanta divulgación internacional como la que usted ha tenido?

 

Muchísimos.  De los que no la tienen: Miguel Gutiérrez, Óscar Colchado, Javier Ponce, Diego Tréllez, Sergio Galarza.  Diría eso, por no darte una lista de 20, y por no mencionar a Iván Táez, Fernando Benavides, Fernando Guasaki, que son, más o menos, conocidos internacionalmente.

 

¿Hasta dónde sus tareas literarias le han impedido cumplir con frecuencia con sus otros intereses culturales, como la Música y el Teatro?

 

No tengo otros intereses culturales.  Lo que me interesa del Teatro es, precisamente, parte de mis tareas literarias, cuando he escrito Teatro.  Hice Música un tiempo, pero era muy malo y el problema de ser un mal músico es que hay cuatro personas o más, dependiendo de la banda en la que toques, que presencian en vivo y en directo tu fracaso.  En la Literatura tienes más intimidad, así que dejé la Música, para poder fracasar en un cuarto, a solas.

 

Sabemos que usted tocaba el bajo, ¿Cuáles son sus gustos en materia musical?

 

Lo mismo que en la Literatura, soy muy infiel y muy heterodoxo.  Escucho demasiada música, para poder señalar algunas preferencias.  Pero algo que me gustaría hacer con la Literatura es algo como lo que hicieron, en los noventa, grupos como Los Fabulosos Cadillacs, Café Tacuba, Maldita Vecindad, que rompieron el purismo del rock, hicieron lo que antes era imperdonable, que era juntar el sabor de la música popular latinoamericana con la fuerza del rock.  A mí me gustaría hacer algo similar con la Literatura,  hacer buena literatura, utilizando  referentes de la cultura popular, como el Cine, el thriller y la comedia de situaciones.  Otro grupo del que he sido siempre fanático es "Los Prisioneros", por su sentido de humor negro y por su capacidad de ser muy directos y muy simples para ir directamente al punto, ser demoledores.

Háblenos de su experiencia como traductor de Literatura Gay

 

Yo fui contratado para una editorial muy amarillista, porque hay Literatura Gay de nivel, como hay Literatura Erótica de todos los niveles.  En esta, el criterio editorial era "cuántas erecciones te produce la lectura de este texto".  Con el tiempo, convencimos al editor de sacar una colección de Literatura Gay de más categoría literaria. 

Traduje a Gide; a Genet; a Duterre, que es un autor contemporáneo francés; una bonita historia sobre Wilde y Bossie, y fue una experiencia divertida y editorialmente muy interesante, porque la colección tuvo un gran éxito, debido, yo creo, a que reunía a un público gay, "harto" de "pachotadas", que quería literatura de calidad y a un público generalista que quería releer los clásicos bajo una nueva óptica. 

Creo que este tipo de experiencias te dan pistas sobre cómo revalorar los clásicos, en un contexto tan mercantilista como en el que vivimos.

 

Belli, Bryce, Bayly, Westphalen, Guatanave, Roncagliolo… ¿Por qué en un país de tan elevada tradición milenaria, muchos de sus grandes autores tienen apellidos que no son ni incaicos ni hispánicos?

 

El Perú es un país, como Arguedas decía: "de todas las sangres", y en efecto, se ha mezclado de todo.  Una cosa muy curiosa es que es un país muy racista, pero ya nadie puede distinguir exactamente qué porcentaje de raza tiene cada quién, porque hemos recibido personas de todo tipo de nacionalidades, a lo largo de nuestra historia.  La esencia del Perú es, precisamente, esa identidad heterogénea y difusa.

 

Siendo la gastronomía peruana una de las mejores del mundo, ¿qué es lo que más extraña de ella?

 

El seviche, sin duda, y su variante más sofisticada, últimamente, el "tiradito".

 

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11 agosto 2010 3 11 /08 /agosto /2010 10:34

 

Con 125 libros publicados, Otto Morales Benítez es considerado como el ensayista vivo más importante de Colombia.  A una semana de su cumpleaños número noventa, estuvimos conversando con este consagrado autor, líder político y actual columnista de El Mundo

 

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ

El Mundo, 30 de julio de 2010

 

¿Qué les responde a los que dicen que los poetas y los hombres de letras no son buenos gobernantes?

  Que son muy buenos gobernantes, porque son iluminados.  La prueba es que si repasamos los presidentes que ha tenido Colombia, la mayoría vienen de las letras o han sido escritores y algunos han sido iluminados poetas.  No se puede hacer política sin cultura.  Cuando se abandona la cultura, como en el clientelismo, fracasa el Estado.

El estadista tiene que ser un hombre con concepción política, pero esta debe venir de una filosofía cultural. Sin eso, no habrá avance en el manejo de los problemas nacionales. 

 

Si hubiera sido presidente, ¿cuál habría sido el eje de su gobierno?

  Fui dos veces candidato a la Presidencia, y no llegué a ella porque no transé con los clientelistas.  Ellos me querían imponer condiciones, pero yo les dije: “Llego con dignidad, con responsabilidad y con autonomía, o no soy presidente”.

El eje de mi gobierno habría sido la concordia nacional y habría tenido un fin social, el de defender a los marginados en la economía, en la cultura, en la religión y en el estilo social.

   

¿Cuál cree que fue el más significativo de los logros de los ministerios que usted ocupó?

  En el Ministerio del Trabajo, el mayor logro fue volver a buscar la unidad sindical, que estaba destrozada.  También logramos volver a establecer la negociación colectiva, que había dejado de utilizarse durante la dictadura de Rojas.  Además, organizamos, por primera vez, “sindicatos de cuello blanco”, con banqueros, médicos, personas que no eran trabajadores manuales.  Reglamentamos los Seguros Sociales, para poder pagar los seguros de vejez, invalidez y muerte. Consolidamos el Sena, que era entonces algo incipiente, y yo presenté la ley para se constituyera en una organización nacional.  Creamos las escuelas de Administración Pública. 

En el Ministerio de Agricultura, me tocó asumir la defensa de la reforma agraria, que había aprobado un comité nacional presidido por Carlos Lleras Restrepo.  Ese proyecto vino a ser la Ley 135 de 1961, que contemplaba que todos los ministerios debían atender las necesidades de los campesinos y facilitaba la oportunidad de darles un crédito agrario fácil, en buenas condiciones de intereses y de tiempo, de acuerdo con el cultivo que se fuera a realizar.

Logramos también unas leyes ordenándole a la banca destinar parte de los dineros que estaban depositados en los bancos para atender necesidades en el campo.

En ese momento, aparecieron cultivos de gran importancia, como el arroz y la palma africana.  También impulsamos el manejo de nuestros mares, para encontrar alimentación para el pueblo colombiano. 

 

Usted fue secretario y ministro de Alberto Lleras ¿Cómo era trabajar con él?

  Era la autenticidad moral llevada a toda la administración pública. Nunca había un comentario desagradable, ni sobre personas ni sobre situaciones. Él era muy organizado, gran trabajador, se exigía demasiado a sí mismo, y, sin incomodarnos a los ministros, nos veíamos también en la obligación de trabajar, ante su ejemplo. Otras de las condiciones de trabajar con Lleras eran el orden y el equilibrio. Ante los diversos temas, nunca buscaba soluciones que pudieran lindar con la demagogia.  Buscaba que todos los proyectos que uno impulsara sirvieran a las clases marginales, a los que tenían menores oportunidades.  Lleras era la disciplina moral, política, jurídica, porque no se podía hacer ningún acto que no estuviera acomodado a la ética, a la ley y a las conveniencias nacionales.

 

Usted ha sido un apasionado de la figura de Rafael Uribe Uribe y ha publicado varios libros sobre él ¿Cree que Colombia ha sido injusta al no darle la debida recordación y exaltación al legado de Uribe Uribe?

  Aunque el Partido Liberal siempre ha estado buscando las ideas de Uribe Uribe, creo que todavía hay mucho que hacer por él.  Yo, hasta el momento, he publicado cinco antologías de Uribe Uribe.  En una de ellas, demostré que él era el precursor del Derecho del Trabajo y otro de estos libros habla de grandes planteamientos suyos sobre caminos, carreteras, colonización, telégrafos, ferrocarriles, formas de transporte y de comunicaciones.

Uribe Uribe influyó en la vida económica y diplomática de Colombia.  Todos los grandes asuntos limítrofes que teníamos él los enunció y fue a pelearlos con éxito. En la cosa agrícola, fue un innovador.  Nos defendió, además, de todo el sectarismo religioso, con su ensayo “De cómo el Liberalismo no es pecado”, en el cual dice que hay que establecer un orden de jerarquía en la política, sin inmiscuirla con la religión.

 

Ya que hablamos de que “ser liberal no es pecado”, ¿qué conclusión quedó en la Comisión sobre las Causas de La Violencia, de la que usted fue miembro, acerca de las posibles responsabilidades que en la violencia partidista tuvo la Iglesia Católica?

  Eso fue un episodio sumamente doloroso de Colombia, y la Iglesia ha pagado ese desvío.  Cuando ellos justificaban que la muerte de los liberales era normal, porque éramos herejes, o cuando justificaban que abrieran el vientre de las mujeres liberales, para matar el feto, porque era el nacimiento de un hereje, eso ha conducido a que aparezca en Colombia una gran cantidad de iglesias separándose del catolicismo.    Eso ha sido un daño al orden católico nacional. Y nosotros, como católicos, debemos fortalecer el ambiente cristiano y decirle a la Iglesia que no se corrompa, que no se dañe, metiéndose en la política.

 

¿Por qué, habiendo tenido las capacidades, los contactos y la influencia para ocupar posiciones que hubieran podido generarle los recursos necesarios para ser un hombre rico, decidió dedicarse al oficio de la escritura ensayística, que, en nuestro país, no deja retribuciones económicas?

  Yo tenía mi vocación política, con un sentido ético, y mi vocación literaria, que, desde siempre, sabía que no ayudaba a la economía.  Pero me parecía que mis deberes estaban orientados espiritualmente a darle contenido a una doctrina liberal, a escribir, a opinar, a hablar en las academias y en las diferentes universidades.  Eso me ha dado satisfacciones suficientes.

 

Hablemos de esa amistad y esa retroalimentación permanente que usted ha tenido desde hace casi setenta años con el ex presidente Belisario Betancur...

  Nos conocimos en la Universidad Pontificia Bolivariana.  Él iba un poco detrás de mí, porque él es más joven que yo.  Como ambos teníamos vocación literaria y ambos teníamos afanes políticos, diferentes pero en el mismo tronco de la ilusión colombiana, eso nos acercó y nos puso en contacto permanentemente.  Y trabajamos unidos toda la vida, él en el matiz conservador y yo en el liberal. Sin embargo, nunca ha habido entre los dos una fuerza de ideas que nos ponga en contraposición personal. Respetamos nuestro mundo y lo acatamos, el uno y el otro.  Eso nos ha dado fuerza para pensar que tenemos un destino común, en el afán de servirle a Colombia. 

 

Hablemos de la celebración de sus noventa años...

  Estos noventa años los celebro con mucha alegría, porque la vida me ha dado la oportunidad de poder hacer lo que yo he soñado. Esa alegría de cumplir noventa años se la entrego a mis amigos y amigas, que me han acompañado a soñar, a ver la vida con una nueva alegría en cada mañana, a entender el futuro como una gran esperanza iluminada por el amor.

 

Usted ha sobresalido en todo cuanto ha hecho.  Ha sido varias veces ministro y parlamentario, directivo de numerosas instituciones, ha escrito más de 150 libros y ha sacado adelante proyectos sociales y académicos muy ambiciosos y de gran importancia para el país.  ¿Qué cree que le falta por hacer o que definitivamente se le quedó sin hacer?

  Lo que yo soñé, lo que me impulsó, lo que me produjo alegría, todo lo pude ir haciendo.  A veces con dificultades, con tropezones, con gente que se atravesaba, con vallas que me ponían... pero fui venciendo todo eso con mucha paciencia y fui logrando los grandes propósitos de mi vida. Los he logrado, los he puesto en orden, al servicio de los colombianos y al servicio de entender lo que es América Latina.

 

¿Cómo quiere ser recordado?

  A mí me gusta que me recuerden riéndome. Esa ha sido siempre una de mis características.  La gente, cuando voy a reuniones sociales o intelectuales, no me dice “Yo te vi”, sino “Yo te oí”.

 

   

Hablando de temas actuales

 

¿Qué opina del llamado Socialismo del Siglo XXI, que ha proclamado Hugo Chávez?

Usted me está planteando un problema de tipo regional, y no me quiero referir a él.

 

¿Cuál cree que es el estado actual de la democracia en Colombia?

  Hemos tenido unas elecciones excelentes.  La gente está votando de forma extraordinaria, con un resultado electoral de gran pureza.  Las demandas que ha habido son parciales, minúsculas, porque hay un sistema democrático que ha funcionado.  Tenemos que fortalecerlo con más moral.  No hay ningún hecho político que tenga importancia, si hay por detrás alguna duda de tipo ético. 

 

En este Bicentenario, es importante recordar a los forjadores de nuestra Independencia.  Usted, como uno de los máximos representantes del Liberalismo, ha sido un gran exaltador de la figura del general Santander.   ¿Por qué debemos preferir a Santander que a Bolívar?

  Bolívar tuvo una gran importancia como militar.  Tuvo desvíos democráticos y brincó a la dictadura.  Escribió una constitución boliviana, que no se la aceptaron en América Latina.  No la quiso aplicar Sucre, cuando estuvo de presidente en Bolivia.  Y aquí, Santander se le opuso, y don Vicente Azuero le dijo muy claramente que esa constitución no nos gustaba, porque era antidemocrática, porque establecía una posibilidad de gobiernos permanentes. 

Santander le dio el perfil al país. Un perfil republicano, democrático, aferrado a las leyes y no a los hombres.  

 

¿Cree que habría sido posible que nuestro país lograra su independencia de una manera pacífica, como lo hicieron muchas de las antiguas colonias británicas?

  No.  Con España no era posible.  España presentó una batalla campal desde el primer momento.

 

¿Cómo ve el futuro del Partido Liberal?

  Es bueno. Con la Constitución del 91, se estableció que con un número determinado de firmas y de votos se podía establecer un partido.  Y ahí está el Liberalismo, a través de la U y de Cambio Radical, y hay también muchos liberales en la cosa de los izquierdistas, porque ven que el partido abandonó durante muchos años parte de su política social.  El partido tiene que volver a recoger su sentido social a favor de las clases más desvalidas  y tiene que recobrar su organización a nivel departamental, municipal y a nivel de cada barrio, de cada pueblo y de cada vereda.

Tenemos que volver a buscar los grandes aportes en el Partido, esos que fueron acabados por los clientelistas.  

  

 

Hombre de pensamiento y acción

 

Otto Morales Benítez nació en Riosucio (Caldas), el 7 de agosto de 1920.  Abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana, de Medellín.  Profesor universitario.

Ha sido diputado, representante a la Cámara, senador, ministro del Trabajo y de Agricultura y candidato a la Presidencia de la República. Fue secretario general del Partido Liberal, cuando este luchaba contra la dictadura de Rojas Pinilla.

Comisionado de paz y consejero presidencial.

Ha publicado 125 libros y es autor de otros 40, inéditos hasta el momento. Coautor de otros 30 libros.

Ha sido presidente de Andiarios y columnista de los periódicos más importantes del país.  Actualmente, escribe una columna en EL MUNDO.

Es considerado como uno de los mayores ideólogos del liberalismo colombiano y como uno de los principales expertos en Derecho Agrario en América Latina.  Es, además, una de las más respetadas autoridades nacionales en temas de Historia y Literatura.   Ha representado a Colombia en numerosos simposios y congresos internacionales.

Miembro de las academias colombianas de la Lengua, de Historia y de Jurisprudencia y otras numerosas academias y asociaciones nacionales e internacionales.

Ha recibido condecoraciones  de la categoría de la Cruz de Boyacá (Colombia), la de Bernardo O’Higginis (Chile), la de José de San Martín (Argentina) y la de Andrés Bello (Venezuela).  Ha recibido títulos Honoris Causa de la Universidad Pontificia Bolivariana, de Medellín, de la Universidad Nacional del Centro del Perú, de la Universidad Mayor de San Marcos (Lima) y de la Universidad Autónoma de México.

Se han publicado más de 20 libros sobre su vida y su obra.

 

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2 julio 2010 5 02 /07 /julio /2010 11:50

El pasado siete de junio, Colombia perdió a uno de sus mayores artistas. Con la partida de Omar Rayo, el arte colombiano está de luto.

 

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ 

El Mundo, 2 de julio de 2010


Tal vez ni el mismo Omar Rayo se habría imaginado cómo lo quería Colombia. Hasta el último momento, estuvo angustiado por el futuro de su obra más luchada, el Museo Rayo, y se sentía huérfano de apoyo. 

Grande ha debido ser su sorpresa, desde el piélago celeste, al darse cuenta de con qué palabras elogiosas los máximos dirigentes del país y los principales diarios de América Latina se refirieron a él, en el momento del adiós postrero. Como ejemplo de las innumerables manifestaciones de homenaje a su obra que presentaron ese día, basta decir que, en nombre de los vallecaucanos, el entonces aspirante a la Vicepresidencia de la República Angelino Garzón comenzó su participación en el debate televisado esa misma noche con un mensaje de solidaridad a la familia del Maestro y al pueblo de Roldanillo, del cual Rayo es un símbolo, o un sinónimo. 

Y Garzón conocía bien la trascendencia de la figura de Rayo en el Valle del Cauca, pues había sido, desde hacía mucho tiempo, uno de los mayores admiradores y divulgadores de su creación artística y de las otras importantes gestiones culturales que había desarrollado en su comunidad. Él mismo, como Gobernador, se encargó de organizar, hace dos años, la gran celebración del cumpleaños número 80 del Maestro, y publicó un libro, en edición de lujo, con lo mejor de su obra. Por esos mismos meses, este homenaje se complementaría con la impresión de otro bellísimo libro, de Villegas Editores, con lo más relevante de todas las etapas de la producción artística de Rayo. El maestro valluno quedó tan maravillado, que declaró que, gracias a aquel tomo, pudo apreciar él mismo la verdadera dimensión de su trabajo. 

Un año después, en el 2009, ya se sentía mucho mejor de sus dolencias del corazón y de los riñones (que, en el 2006, lo habían tenido al borde de la muerte)... tanto, que hasta se volvió a enamorar. 

A mediados del año pasado, presentó, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, su última exposición, “Mateo’s Toy”, dedicada su único nieto, Mateo. 

Según el Maestro, el niño Mateo ya es todo un artista. Y yo personalmente pude constatarlo, en el 2008, cuando, durante una visita al maestro Rayo y a su esposa Águeda, en su casa de Roldanillo, pude notar con asombro que Mateo, todavía un bebé, ya hacía gestos especiales para indicar que reconocía y le gustaban las pinturas de su abuelo. 

 

Omar Rayo

Fue por esos días cuando el Maestro me concedió esta entrevista, inédita hasta hoy, cuando Palabra y Obra se asocia al homenaje que todos los colombianos le debemos a este gran maestro del arte moderno colombiano: 

¿Cómo nutrió su formación artística el período en el que se dedicó a hacer esas caricaturas, tan particulares y que representaban tan bien el alma de los personajes? 

“Mi caricatura era muy ingeniosa. Allí lo importante eran el parecido y el estilo. Siempre me ha interesado es ser original. Si no eres original, te queda mucho más difícil ser alguien en la Literatura, en la Plástica o en la Poesía”. 

Hablemos un poco acerca del período surrealista de su obra... 

“Ese período fue muy furtivo. Mi propósito no era ser un pintor surrealista, para nada. Sencillamente, yo comencé a pintar esas cosas surrealistas, porque tenía la influencia de Ives Tanguy, el famoso pintor francés, y de algunas cosas de Dalí. Como leía mucho la Literatura Francesa de esa época, pues me interesó plantear también, a mi manera, las cosas tropicales. Eso se llamó el “bejuquismo” y fue una cosa muy pasajera, uno de mis pasos para llegar a ser un artista”. 

Usted ha viajado por todo el mundo, visitando museos y galerías, y ha expuesto en muchísimas ciudades. ¿Cómo estos viajes han enriquecido su estilo personal? 

“Absolutamente. Me siento muy emocionado cuando la gente absorbe o admira mi obra. Por ejemplo, en el año 2002, cuando expuse en Pekín, China, era tanta la gente que había, que no se podía ver la obra, y en las tardes los niños iban a copiar mis pinturas. Era un juego eterno de emoción. Imagínate lo que es emocionar a un niño con la utilización estética. Eso es muy difícil y yo lo logré”. 

¿Usted cree que para lograr una verdadera proyección internacional del Arte Colombiano es preciso que nuestros artistas se radiquen en el Exterior? 

“Bueno, en cierta forma, pero hacen falta más embajadores que hagan promoción del país. No solamente de artistas y poetas, sino de quienes muestren y vendan el país. Aquí no tenemos ni idea de eso, ni del asunto turístico, porque no nos duele el entorno, no tenemos amor por lo propio”. 

Explíquenos eso de que, cuando usted está en su apartamento en Nueva York, se siente ciego por la contaminación y por eso pinta en blanco y negro; pero, cuando está en Roldanillo, el calor del trópico hace en su obra explote un torbellino de colorido... 

“Así es. La nostalgia me hace pintar en blanco y negro. No recuerdo los colores, porque los colores no son para recordarlos: son para verlos. Es imposible recordarlos todos. Hay que estar frente a ellos, hay que estar presente y verlos”.

Hablemos de esa serie suya sobre los “Samanes de Roldanillo”... 

“Eso es una maravilla. Me puse a hacerlo porque yo sembré, cuando era boy scout, varios de ellos. Es como un juguete de la infancia”. 

¿Cómo hace para lograr ese resultado tan armonioso, cuando, muchas veces, combina o junta colores cromáticamente incompatibles? 

“Eso es cierto. Esa es una de las hazañas mías. Yo no me doy cuenta de que estoy haciendo eso, pero, después aparece una cosa bien ejecutada, bien moldeada y digerida, y ese es uno de los grandes placeres de un creador”. 

¿En qué consiste ser un buen colorista? 

“No sé. Es que como eso ha sido parte de mi entorno, ha sido tan natural, pues no ha sido rebuscado como un milagro. Yo simplemente estiro la mano y tengo un color. Así es el Trópico”. 

Háblenos de ese equilibrio magnífico que usted ha encontrado en el blanco y el negro y que ha explorado y desarrollado con una imaginación casi infinita... 


“Allí simplemente juegas con tu imaginación, con tu talento, con tu creatividad, con tu formación estética. Con los colores es como jugar con un juguete refinado; en cambio, con el blanco y negro, todo lo que tú sabes de estética está planteado ahí”.

¿Cuál ha sido, para usted, el honor más alto que ha recibido? 

“Hay tantos... pero tan pocos, también. Yo no ando buscando premios, pero creo que el más grande fue el de la Bienal de Sao Paulo, en el año 71”. 



Contra los “vivos del talento” 

EL MUNDO y este comentarista hemos seguido, durante los últimos años, la trayectoria del maestro Omar Rayo, por medio de diversos artículos y entrevistas, divulgados a través de estas mismas páginas. Entre el compendio documental logrado, resalta la entrevista “El arte efímero no es Arte”, publicado en Palabra y Obra, en agosto del año pasado. 

Dado el carácter sui géneris de esa entrevista exclusiva y única, en la cual el maestro Rayo se pronuncia con más vehemencia que nunca acerca de los que él llamaba “los manipuladores del arte en Colombia”, reproducimos algunos de los fragmentos más contundentes de la misma: 

¿Usted cree que el Arte Efímero va a ser efímero? 

“El Arte Efímero no es Arte: es otra cosa, otro mundo. Yo he hecho Arte Efímero, pero eso no tiene razón de ser. ¿Para que lo vea una persona una vez no más?” 

¿Y piensa que nuestros artistas jóvenes están desarrollando sus propuestas de instalaciones y performances con originalidad o genialidad? 

“Ellos, sencillamente, son “vivos del talento”. Yo, hasta ahora, no he visto la gran obra de ese tipo de Arte. Además, son nietos de Marcel Duchamp, que se aburrió de pintar, se puso a jugar ajedrez, desnudo, con una gran modelo, mandó al diablo la pintura y se puso a hacer estas cositas. Y ahora, viene un ejército de “niños bien” de la sociedad colombiana, latinoamericana o del mundo, repitiendo esos juguetes. Ya los artistas de Inglaterra, como leí hace poco en el New York Times han regresado a pintar, porque se aburrieron de hacer cositas y están felices de haber vuelto a pintar, porque pintar tiene esa magia, esa poesía...” 

Respecto de este mismo tema. Usted, que es reconocido como un gran trabajador, ¿cree que los artistas jóvenes están perdiendo el sentido de la consagración oficio del artista? 

“Absolutamente. Esa es una de las cosas por las cuales el Arte me preocupa: porque se está haciendo mal”. 

Pero habrá que esperar cómo evolucionan las cosas. Dicen que el tiempo es el gran depurador... 

“El tiempo es el gran depurador, pero como ahora estamos en un tiempo sin tiempo, tenemos que darnos cuenta de qué es lo que nos ponen frente a las orejas o en las narices, para que no nos engañen”. 

¿Considera que, en nuestro medio, quienes fungen como curadores son pseudointelectuales? 

“Es que esa es otra enfermedad que le nace a este tipo de arte: que hay que tener curadores, ¡como si el Arte estuviera muerto o enfermo! Y estos son personajes raros, en el vestir y en el decir, que se inventan una cantidad de discursos que no llevan a ninguna parte. Y están metidos en todas partes: ¡Hasta en la sopa! 

Están en todas las bienales, en todos los salones nacionales e internacionales. Verlos, realmente, produce lágrimas, porque los salones nacionales y las bienales se convirtieron en circos de payasos”.

¿Entonces, le parece que en Colombia no hay una crítica de Arte consistente, objetiva y sólida? 

“Sí hay buena crónica de Arte, y la hacen los poetas, que son, justamente, los que deberían hacer crítica de Arte. Los poetas son los que más se acercan al Arte y a la cultura plástica. Yo tengo más amigos poetas que pintores”. 

Muchas veces el escaso apoyo que se da a la cultura es gracias a influencias y contactos, mientras las cosas realmente importantes permanecen desconocidas, especialmente por la falta de un verdadero periodismo cultural en nuestro país... 

“Desgraciadamente, está pasando eso en nuestro país. Hasta en las portadas de los periódicos se muestra es la farándula, la cultura de lo efímero. Está bien que esta quede en una página interna, pero me parece realmente un pecado poner futbolistas y cantantes en la primera página”. 

¿Cómo cree que Roldanillo se ha vuelto un referente artístico y ha cambiado y evolucionado hacia la cultura, gracias a la fundación del Museo Rayo? 

“Eso se nota en el comportamiento de la gente. Por ejemplo, recién inaugurado el museo, traje a un artista francés que se llama Yves Rosillé. Entonces él trae una pintura surrealista muy brillante, interesante e intelectual y, como yo siempre pongo al público asistente a la muestra a conversar con los artistas (generalmente internacionales), puse a conversar al artista con un chico, y el chico le dijo: “Maestro, usted tiene influencia de Matta”, y el artista le responde: “No. Yo conozco a Matta y vivimos cerca, en París, pero yo considero que no tengo influencia de él”. Entonces, viene otro chico, y le dice: “Usted dice, maestro, que no tiene influencia de Matta, pero, probablemente, de Lam sí tiene”. Entonces, se quedó callado el maestro y dijo: “Me da la impresión de que ustedes saben de Arte, más que yo”. Eso es para que te des cuenta de lo interesante que es el fenómeno cultural y formativo que se está dando, en Roldanillo. El amor por la cultura hay que comenzarlo desde jóvenes, por eso estoy proponiendo en el museo mostrar todo lo bello del Arte y del país”.

 

Rayo, el pintor de la corteza del arco iris

(Poema inédito de Olga Elena Mattei) 


Pintor, maestro, hombre-museo, 
museo-monumento. 
Esta es la casa de la estratosfera, 
donde la luz se siembra: 
la reincidencia de fenómenos 
más poderosos y más bellos. 

Aquí brillan reflejos de inteligencia y de talento; 
las vibraciones ópticas 
de ondas perfectas. 
Cortezas del arco iris, 
flechas áureas. 

Eres 
Rayo intenso 
que hace destellos de luces cenitales 
en los lienzos del aire. 

Rayo, que el horizonte hieres 
con tremendas lanzas, 
y trazas 
trenzas de relámpagos 
con cintas electrizadas. 
Tu mano fulminante 
se ha tornado benévola, 
y ahora se recrea 
entretejiendo nieblas 
con colores 
de una nueva sapiencia. 

Iris de albores, 
arco de iridiscencia, 
símbolo de quienes sueñan 
con quimeras. 

Rayo, 
que juegas con el espectro. 
Mago tejiendo 
caleidoscopios 
hechos de cielo. 

Malabarista 
que hace danzar 
los colores del cronopio 
de la luz en su vuelo. 

Prestidigitador, 
con cintas, 
enredas y desenredas 
los lazos de la vida. 

El Espacio se arrodilla, 
y los planos se arrugan o se ondulan. 
Doblas la esquina 
en el engaño 
entre la sombra 
y la pupila. 

Giróvago, derviche, 
maestro del éxtasis del genio, 
dueño 
del espectral secreto 
del arco iris 
y del mundo 
multifacético, 
del volumen 
redivivo 
en las telas 
de tu signo. 

OLGA ELENA MATTEI 
(Tras dos docenas de Encuentros de Mujeres Poetas patrocinados por el Museo Rayo)

 

 El hombre-museo

 

Omar Rayo Reyes nació en Roldanillo, Valle, el 20 de enro de 1928. Estudió Dibujo por correspondencia, en la Academia Zier, de Buenos Aires y, años más tarde, en 1959, en México, gracias a una beca que le concedió la OEA. 

De su famosa obra se han realizado exposiciones individuales en más de diez ciudades de Colombia, y en el Exterior, en París, Nueva York, Tokio, Pekín, Washington, Barcelona, Buenos Aires, Chicago, México D.F., Miami, Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Santiago de Chile, Caracas, Maracaibo, Lima, Arequipa, Cuzco, Montevideo, Ciudad de Guatemala, Panamá, La Paz, Quito, Guayaquil, Monterrey, Guadalajara, Veracruz, San Juan de Puerto Rico y una decena más de ciudades de los Estados Unidos. 

Asimismo, participó en bienales y muestras colectivas en Francia, Inglaterra, Italia, España, Noruega, Alemania, Suiza, Eslovenia, Hungría, Polonia, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, México, Cuba, Chile y Costa Rica, entre otros países. En total, más de 200 exposiciones. 

En 1958 obtuvo premio en Dibujo, en el XI Salón de Artistas Colombianos y en 1970, el primer premio, en el XXI Salón de Artistas Colombianos. En 1971, obtuvo el “Premio Internacional”, en la gran Bienal de Sao Paulo. También ganó premios en la Segunda Bienal Interamericana de México, la I Bienal de Quito, la de San Juan de Puerto Rico y en el Museo de Arte de Filadelfia. 

Recibió innumerables distinciones y condecoraciones y se han publicado varios libros dedicados a su obra. Sus creaciones están presentes en numerosas colecciones sobresalientes y en más de 80 museos, en todo el mundo. 

En 1981, se inauguró el Museo Rayo, en Roldanillo, que consta de ocho edificios iguales de forma octogonal y nueve metros de altura, que ocupan un área de 1.500 metros cuadrados. Desde allí, se consagró a promocionar las diversas manifestaciones artísticas y literarias en Colombia. 

El pasado 7 de junio, falleció, mientras una ambulancia lo trasladaba de Roldanillo a Cali.

 

Enlace El Mundo

 

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23 mayo 2010 7 23 /05 /mayo /2010 11:36



                                Sergio Esteban Vélez y Fernando Vallejo, en casa del periodista.



El escritor antioqueño Fernando Vallejo, quien no es muy amigo de conceder entrevistas a la prensa, habló, en exclusiva, con EL MUNDO acerca de su polémica obra y de su pensamiento, no menos controversial.


SERGIO ESTEBAN VÉLEZ


El Mundo, 27 de abril de 2008 


Hace unos años, usted firmó una carta, en la que se protesta, por la exigencia de visa a los colombianos para ingresar a España. ¿Por qué se queja de que ese país restrinja la entrada a nuestros compatriotas, si usted, a lo largo de decenios, se ha encargado de exponer argumentos para que en el Exterior rechacen a los colombianos?

“Fue una estupidez que yo hubiera firmado esa carta, que es injusta. España hizo todo lo posible, durante décadas, por no imponernos visa a los colombianos. Lo que pasa es que, cuando entró a la Unión Europea, la obligaron a esto.
Cuando yo firmé esa carta estúpida y equivocada, me arrepentí muy pronto. Le escribí, entonces, a quien me la había mandado, uno de los que la firmaron, diciéndole: “Nosotros no tenemos razón. Los colombianos ya acabamos con Colombia, ¿por qué vamos a acabar, ahora, con España? Que nos pongan visa o que nos restrinjan la entrada. Si ya acabamos con nuestro país, ¿por qué vamos a seguir con otro?”. Pero esta persona me dijo: “Ya no se puede, porque ya se la mandamos al Gobierno Español y ya la está publicando El País”. Entonces, yo decidí no sumarle a mi estupidez la indignidad de violar mi palabra, y dije: “No vuelvo a España, porque nos ponen visa a los colombianos”.
Ellos tienen todo el derecho a ponernos visa, pero yo no vuelvo a España, porque yo no violo la palabra que di, porque yo, puedo ser estúpido, pero no soy indigno”.

En el documental “La desazón suprema”, de Luis Ospina, se le muestra, en su intimidad, como un gran solitario, cuya principal compañía es su perra. ¿Por qué, en esta producción, se omitió hablar de una relación vital tan importante como la que ha sostenido durante casi 40 años con el escenógrafo David Antón?


“Eso hay que preguntárselo a Luis Ospina”.

Muchos encuentran que su encanto estriba en ser el “niño terrible” de nuestra literatura, y esa es la función que le ha adjudicado el público. ¿El malditismo se puede convertir en un negocio?


“A mí, lo que me gusta mucho es que me traten de “niño”. ¿Por qué no ponen, mejor, “el viejito terrible de la Literatura”? Yo nunca he sido negociante. Antioquia, básicamente, es una tierra de tenderos. Primero, de arrieros; después, de tenderos; luego, de narcotraficantes, y ahora, de politiqueros miserables y despreciables. Yo no pertenezco a esa tradición. Yo he querido tomar de Antioquia lo mejor y me siento heredero de una tradición de antioqueños nobles y no de los antioqueños viles. Me siento heredero de la tradición de la Antioquia que produjo, primero que todo, a Carrasquilla, que era un señor, y a quien le gustaban los muchachos, como a mí, dicho sea de paso, y de Barba Jacob, a quien también le gustaban. Era gente honorable, bondadosa y de alma grande. Los dos eran de alma grande, aunque eran muy distintos y, por lo visto, ninguno de los dos vio el sufrimiento de los animales, lo que yo alcancé a ver, después de una buena parte de mi vida: que los animales son mi prójimo, entendiendo por los animales los que tienen un sistema nervioso complejo, como son los perros, que atropellamos y abandonamos en las calles o las vacas y los cerdos, que acuchillamos en los mataderos. Ellos son animales superiores que tienen un sistema nervioso, que les permite sentir el dolor, el hambre, la sed, la angustia, como nosotros”.

Si usted dice que ya está muerto y que la vida no tiene ningún sentido, ¿por qué no se ha suicidado, si ha amenazado tanto con hacerlo?


“¿Y cuándo ha visto usted un muerto que se pegue un tiro en la cabeza?”.

Usted escribió “La Virgen de los Sicarios”. ¿Qué opina de las nuevas generaciones que escriben sobre nuestra candente realidad? ¿Cree que se está produciendo un oportunismo literario?


“Yo nunca he sido oportunista. Nunca he aprovechado ni una sola oportunidad, para bien mío. El oportunismo es degradante. Las cosas que he empezado a ver con claridad las he sostenido siempre, no porque fueran detrás de algo distinto a sostener mi verdad. En cuanto a los demás, yo no soy partidario de darle consejos a nadie y no conozco lo que escribe la gente, hoy en día, ni en mi idioma ni en otros, porque, desde hace muchos años, dejé de leer”.

En el último libro de Héctor Abad, dice que tuvo una buena amistad con usted, pero que ya no son amigos. ¿Cuál fue la razón de esa ruptura?


“Ya somos amigos, otra vez. Entonces, sale sobrando la pregunta”.

¿La fama lo ha favorecido, como una herramienta útil para “conseguir muchachos”?


“No. Primero que todo, yo no soy famoso. Segundo, el asunto de los muchachos es muy difícil. Lo mismo que el de las mujeres, si me diera por las muchachas. Es muy curioso: mientras más gente hay sobre la Tierra, es más difícil encontrar con quién acostarse. Y ni se diga cuando uno empieza a hacerse viejo. Eso es lógico, así siempre ha sido. Por lo demás, para mí, tener muchachos fue muy importante, en algún momento de la vida; después, durante muchos años, dejó de serlo, y ahora, cuando siento que estoy ya al final, vuelve a serlo. Muy disparatado.
La fama y la plata sirven para conseguir gente pasajera, pero la verdad es que mientras más intenso y pasajero sea el amor, mejor, ¿porque, para qué un amor que dure 50 años? De pronto, se vuelve muy aburrido. La amistad, el afecto y el cariño sí son otra cosa. Esos sí pueden durar toda la vida. Pero lo que se entiende por amor, o sea lo que está ligado al sexo, es necesario, pero tampoco tendría que ser el ideal de la vida”.

Usted ha expresado una concepción de la sexualidad muy cerebral y biológica…


“El sexo es necesario, porque lo tenemos grabado, en las neuronas del cerebro, desde que nacemos, porque está codificado en el genoma mismo, así como están codificados el color de los ojos o el tipo del pelo o la estatura, en varios genes, nunca en uno, como pensaban los genetistas de tiempos de Mendel, cuando empezaba la Genética, a ciegas.
La Genética, algún día, sabrá y aclarará que “el desarrollo” o development está codificado también en los genes. Y en los genes, también están codificadas ciertas cosas como el instinto, como el de supervivencia o el sexual. Y el instinto sexual tiene que estar codificado, porque, si no, todas las especies que se reproducen por el sexo, se habrían extinguido, en el momento mismo en que aparecieron.
Por lo tanto, el sexo es una imposición de la naturaleza. El sexo con lo que sea. El ser humano tiene una capacidad sexual que depende de los individuos, que puede ser muy pequeña o muy grande y que puede estar limitada a un solo objeto sexual o a muchos.
Una persona puede ser únicamente homosexual, únicamente heterosexual o puede ser bisexual o pueden gustarle los objetos o los animales… Para mí, el sexo es inocente, mientras no medie la violencia y sea hecho de forma consensual, entre quienes participan de él –uno, dos, tres o cuatro, porque no necesariamente tienen que ser dos- y mientras no vaya destinado a la reproducción, en cuyo caso es un crimen”.

¿En la historia de Colombia, se salvaría de su desprecio algún político?


“No, ninguno. La palabra “político” conlleva en sí la palabra “vileza”. En unos, una vileza mayor; en otros, un poco menos. Pero la palabra político designa una actividad despreciable, porque es la del don nadie, que quiere apoderarse del micrófono y hablar cuando no tiene nada qué decir; y ser, cuando no es nadie, y presidir el destino de millones, cuando no ha hecho nada. Entonces, yo tengo animadversión por todos los políticos, entendiendo por políticos a los que ocupan o pretenden ocupar los altos cargos públicos. Los de los puestos menores no me importan: ese es un trabajo, como cualquier otro”.

¿Ni siquiera salvaría a su muy amado padre, senador y ministro?


“No. Mi papá era una persona honorable y buena, de alma grande; por lo demás, monógamo. Nunca tuvo mujeres, aparte de mi mamá. Era inmensamente honrado, inteligente y humilde. Por lo demás, político... Fue a dar a la política, por razones que no las digo, pero no para justificarlo, porque él tomó ese camino, que fue el que le indicó la vida. Y el no hubiera podido, tal vez, tomar otro; así como yo no he podido tomar otro distinto del que tomé. Mi papá estudió en el Seminario y, cuando se dio cuenta de que no tenía vocación, se salió, se casó con mi mamá, tuvo muchos hijos... Estudio Derecho, y su profesión de abogado lo llevó a la política, muy a su pesar, porque él tenía alma de finquero, al cual le gustaba hacer muchas cosas, pero pequeñas cosas hechas con sus manos. Le gustaba trabajar, cultivar café, criar animales... Pero él nunca pudo ver que los animales son nuestro prójimo, entonces, nunca pudo llegar hasta donde llegamos dos de sus hijos: Aníbal y yo, que llegamos mucho más lejos que él, en el campo moral. Nosotros llegamos, poco a poco, y él nos vio llegar y no pudo entrar, porque no le daba el alma para eso, pues tenía la venda moral de casi toda la sociedad colombiana, honorable o no, que impide ver que los animales son nuestro prójimo, entendiendo por estos a los de sistema nervioso complicado, como los mamíferos”.

Entonces, para resumir sobre los políticos...


“Para resumir, todos ellos, durante toda la historia de Colombia, sólo le han hecho mal al país. La Independencia de España la hicimos para quitarles los puestos públicos, los criollos a los peninsulares. Entonces, es muy mezquino todo”.

Se sabe que, en México, la corrupción es mayor que en Colombia, y que el DF es, actualmente, más peligroso para vivir, que Medellín. Siendo así, ¿ha considerado volver a vivir a su ciudad, comprarse un gran apartamento, en el Parque de Bolívar, y terminar sus días, en Medellín, su mismo punto de partida?


“No sé si la Ciudad de México sea más peligrosa que Medellín, pero, a mí, me da lo mismo la una que la otra, porque no siento el peligro, en ninguna. Que yo quisiera volver a Medellín, a morirme, es probable, por molestar, para volver al punto de partida; de suerte que todo lo que recorrí no hubiera servido para nada, puesto que volví al mismo lugar de donde salí. Por llevar la contraria y por mamar gallo, me gustaría volver a acabar la vida”.

¿Cuál es el encanto que tiene México, que los tres escritores colombianos vivos de mayor prestigio lo han escogido como segundo país?


“Yo creo que, de los colombianos que vivimos afuera, que somos varios millones, ninguno se hubiera ido de aquí, si Colombia le hubiera dado oportunidades de vivir decentemente y de ser lo que querían: escritores, cineastas, pintores... No creo que ningún colombiano (que haya llegado aquí hasta los 18 años, cuando ya está marcado por el país, porque, si se va muy niño, es muy difícil decir que es colombiano, porque colombiano se vuelve uno con el curso de la vida) se haya ido por su propia voluntad: todos se han ido obligados, unos más que otros, pues unos se han ido huyendo por las amenazas de los paramilitares o de la guerrilla; otros, por la necesidad económica; otros, porque el ambiente se cerró...”.

¿Y por qué México, y no Madrid, Buenos Aires, París o Nueva York?


“Porque, en el caso de un escritor, es muy importante el idioma. Entonces, un escritor de lengua española debe vivir en un país de lengua española. Yo nunca he entendido la tesis de que, para ser escritor, había que irse a París. Es que, en París, hablan francés”.

 

 

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23 mayo 2010 7 23 /05 /mayo /2010 11:16

 

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ

El Mundo, 28 de agosto de 2009 (Enlace)

 

 

Hace tres años y medio, el reconocido artista Omar Rayo se vio al borde de la muerte, al sufrir un infarto y una seria afección renal.  En ese momento, algunos temieron que Colombia perdiera a uno de los mayores maestros del Arte Moderno en nuestro país.

 

Pero, afortunadamente, Rayo mostró, una vez más, su fuerte genética (que hace que aparente una edad mucho menor de la que tiene) y logró vencer lentamente la enfermedad.  Sin embargo,  sintió que se le apagaba la musa creadora y dejó de pintar. 

 

Ni siquiera los numerosos homenajes que le hicieron el año pasado, con motivo de la celebración de sus ochenta años de edad, ni los dos libros en edición de lujo que recientemente se han publicado sobre él y su obra, ni los actos conmemorativos de los 25 años del Museo Rayo, lo incentivaron a retomar los pinceles.  Fue solamente hace unos cuantos meses, cuando, inspirado por la alegría del precoz espíritu artístico de su pequeño nieto, Mateo, decidió crear, para deleite de este, una serie llamada “Mateo’s Toy” (“Los juguetes de Mateo”).   La muestra, de 52 pinturas, que ha recibido elogiosos comentarios y ha suscitado la alegría de sus admiradores, se presentó, hasta hace pocos días, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO).

 

Omar Rayo

 Omar Rayo, Sergio Esteban Vélez y María Helena Uribe de Estrada

 

¿Usted cree que el Arte Efímero va a ser efímero?

El Arte Efímero no es Arte: es otra cosa, otro mundo.  Yo he hecho Arte Efímero, pero eso no tiene razón de ser.  ¿Para que lo vea una persona una vez no más?

 

¿Y piensa que nuestros artistas jóvenes están desarrollando sus propuestas de instalaciones y performances con originalidad o genialidad?

Ellos, sencillamente, son “vivos del talento”.  Yo, hasta ahora, no he visto la gran obra de ese tipo de Arte.  Además, son nietos de Marcel Duchamp, que se aburrió de pintar, se puso a jugar ajedrez, desnudo, con una gran modelo, mandó al diablo la pintura y se puso a hacer estas cositas.  Y ahora, viene un ejército de “niños bien” de la sociedad colombiana, latinoamericana o del mundo, repitiendo esos juguetes.  Ya los artistas de Inglaterra, como leí hace poco en el New York Times han regresado a pintar, porque se aburrieron de hacer cositas y están felices de haber vuelto a pintar, porque pintar tiene esa magia, esa poesía...

 

Respecto de este mismo tema.  Usted, que es reconocido como un gran trabajador, ¿cree que los artistas jóvenes están perdiendo el sentido de la consagración oficio del artista?

Absolutamente.  Esa es una de las cosas por las cuales el Arte me preocupa: porque se está haciendo mal.

 

Pero habrá que esperar cómo evolucionan las cosas.  Dicen que el tiempo es el gran depurador...

El tiempo es el gran depurador, pero como ahora estamos en un tiempo sin tiempo, tenemos que darnos cuenta de que es lo que nos ponen frente a las orejas o en las narices, para que no nos engañen.

 

¿Considera que, en nuestro medio, quienes fungen como curadores son pseudointelectuales?

Es que esa es otra enfermedad que le nace a este tipo de Arte: que hay que tener curadores, ¡como si el arte estuviera muerto o enfermo!  Y estos son personajes raros, en el vestir y en el decir, que se inventan una cantidad de discursos que no llevan a ninguna parte.  Y están metidos en todas partes: ¡Hasta en la sopa! 

Están en todas las bienales, en todos los salones nacionales e internacionales.  Verlos, realmente, produce lágrimas, porque los salones nacionales y las bienales se convirtieron en circos de payasos.

 

¿Entonces, le parece que en Colombia no hay una crítica de Arte consistente, objetiva y sólida?

Sí hay buena crónica de Arte, y la hacen los poetas, que son, justamente, los que deberían hacer crítica de Arte.  Los poetas son los que más se acercan al Arte y a la cultura Plástica.   Yo tengo más amigos poetas que pintores.

 

Hablemos un poco de esos grandes poetas que han sido tan amigos suyos...

El primero: León de Greiff, que fue mi gran amigo, en “El Automático”, en mi primera instancia en Colombia, a finales de los años cuarenta.  Luis Vidales, el gran poeta moderno de Colombia, y toda la familia de los Nadaístas, que eran todos mis amigos.

 

Usted fue muy asiduo a las famosas tertulias poéticas de Emilia Ayarza, en los años 50...

Fui muy amigo de Emilia Ayarza.  Tengo, inclusive, en las “Ediciones Embalaje” del Museo Rayo, un libro de ella.  Su aporte fue muy importante.  Desafortunadamente, fue una poeta maldita y tuvo que exiliarse.  Yo le he hecho ya varios homenajes a Emilia Ayarza, incluso le exhibí un poema, en la sala de la biblioteca del museo.

 

¿Cuál ha sido su participación en ese movimiento maravilloso que ha gestionado y comandado, desde hace más de 20 años, su esposa, Águeda Pizarro, en pos de agrupar y exaltar a las mujeres poetas de Colombia?

Eso es un lujo en Colombia: tener un encuentro de poetas de esa categoría, aquí en Roldanillo.   Es una maravilla encontrarse en los salones escuchando la poesía de la mujer colombiana.  Los colombianos no tienen ni idea de esa mina que tienen.  Poetas viejas y jóvenes, poetas ignoradas, poetas incluso analfabetas vienen aquí a leer y es una maravilla escucharlas.  Uno se levanta como cincuenta centímetros del piso, extasiado con estos ángeles hablando español.  

 

Yo vivo sorprendido con su inteligencia para diseñar las carátulas de los cientos de libros que han publicado el Museo Rayo y el Encuentro de Mujeres Poetas de Roldanillo...

Qué bueno que te hayas dado cuenta de eso.  Ese es uno de mis ”hobbies”.  Me ha dado mucho placer y mucha alegría hacer las portadas de los libros de las poetas.

 

Es importante que hablemos de este tema, porque hay mucha gente que no sabe que Omar Rayo todos los años se pasa una semana entera, de ocho de la mañana a once de la noche, sentado en los salones del Museo Rayo, escuchando poesía hecha por mujeres...

Es un homenaje que se les rinde a ellas y ellas, al Arte.  La verdad es que no hay en ninguna otra parte una combustión tan bella de la Poesía y la Pintura, como en estos encuentros de Poesía, en Roldanillo.   Es una sola familia, una sola belleza, una sola idea, una sola emoción.  Es muy interesante observar toda esa magia, a través de la palabra, de la palabra española.

 

Usted fue amigo de Andy Warhol y, en sus intaglios, ha llevado a la categoría de Arte toda clase de objetos de la vida cotidiana, pero no ha adoptado en ellos (aunque sí en sus óleos) el color estridente del Pop Art. ¿Cree que ha habido algún aporte del Pop en su obra?

No.  Yo fui “pre Pop”.  Yo fui antes que el Pop.  El Pop fue en el 63, en Londres, y yo estaba haciendo mis intaglios de objetos de uso cotidiano, en México, en 1961, y mi interés era sacarles la poesía y el duende a cada objeto de uso cotidiano, no era esa cosa popular de la cultura norteamericana.  Mis “Tijeras”, por ejemplo, las exhibí en Europa y tuvieron mucho éxito.  Los objetos de uso cotidiano siempre atraen mucho, por su magia y poesía, y cada quien tiene su sistema de amistad con ellos.

 

¿Qué significan para usted los nombres de Mondrian y de Jesús Rafael Soto?

Mondrian me interesa mucho.  Soto es el gran maestro de la pintura universal, y es geométrico.  Lástima que haya nacido en América Latina, porque, si no, sería uno de los grandes, grandes, si hubiera nacido en Europa.

 

También algunos podrían ver en sus tejidos y cintas alguna similitud con los laberintos y engaños ópticos de Escher, de escalinatas que suben y bajan al mismo tiempo y en las cosas que se convierten en otras y en otras, simultáneamente...

Él era un grabador holandés muy interesante.  Ese es un juego visual muy interesante, que usan mucho los surrealistas y algunos artistas geométricos, porque engañar el ojo es una de las razones de la Geometría.

 

¿Cuál fue el punto de resolución que lo llevó a inclinarse por el Arte Geométrico?

Eso va apareciendo, a medida que uno trabaja.  Uno no puede decir que va a ser surrealista o geométrico... A medida que se labora, van apareciendo objetos y cosas y, entonces, tú vas formando tu acervo.   Yo nunca quise ser un caricaturista, y lo fui y muy bueno, además. Publicaba en la revista “Semana” y en los suplementos literarios de Bogotá.  Fui un gran caricaturista y me hubiera podido quedar haciendo caricatura, y quizás, habría sido, como tal, famoso o reconocido.  Pero no era mi plan.  El plan era ser un artista.  Entonces, de ahí salté al Surrealismo y de ahí a mis viajes por América Latina, que fueron mi verdadera formación, mi universidad. 

 

¿Cómo se ha nutrido su formación artística, del período en el que se dedicó  a hacer esas caricaturas tan particulares y tan coloridas?

Mi caricatura era muy ingeniosa.  Allí el interés del color no se presentaba mucho, lo importante eran el parecido y el estilo.  Siempre me ha interesado es ser original.   Si eres original, te queda mucho más difícil ser alguien en la Literatura, en la Plástica o en la Poesía.

 

Después de Omar Rayo, ¿cuál cree que será el futuro del Op Art en nuestro país?

Yo no lo veo todavía.  Por el hecho de no estar viviendo permanentemente en Colombia, no tengo mucho contacto con artistas jóvenes del país, pero, en este momento yo no veo un artista geométrico colombiano nuevo.  Sin duda, existe, pero no lo conozco, no sé dónde está.  Yo soy un promotor de esos artistas jóvenes, a través de mi museo, pero, por ahora, no lo veo, no lo siento.   Además, para ser un artista geométrico se requiere, además, ser un filósofo y un poeta.

 

Háblenos de su gran cómplice, la sombra, para el efecto de tridimensionalidad que lo ha caracterizado.

No existe nada sin la sombra y sin la luz.  La sombra es el cómplice de la luz.  Es la misma cosa. 

 

¿Prefiere vivir en Nueva York o en Roldanillo?

Todos mis amigos artistas e intelectuales se fueron de Nueva York y regresaron a sus países, y yo me quedé un poco solo.  Ya no tengo amigos en Nueva York.  Pero yo me siento mucho mejor en América Latina y en Colombia.  Como te decía, aquí todo está por hacer.  Lo que pasa es que hay que verlo, hay que amarlo, ¡amarlo! Y aquí la gente no sabe amar su entorno.   Por eso es que va a ser muy difícil que los pintores, dentro de 50 ó 100 años,

seamos todavía reconocidos.  Aquí todo comienza a olvidarse inmediatamente.  Esa es la gran tristeza, la gran pobreza de no tener memoria. 

 

¿Cree que el hecho de haberse radicado en el exterior lo ha favorecido para alcanzar la fama internacional?

Uno no sabe realmente si uno tiene o no tiene fama.  A mí no me interesa.  Hablan mucho de Omar Rayo y en los últimos años se ha hablado mal, pero eso no quiere decir que yo sea famoso.

 

¿Cuál cree que ha sido el mayor aporte de su obra a la colorística colombiana?

Yo no creo que haya aportado nada.  Como vivo inmerso en el color, en el Trópico, yo solamente tomo y uso el entorno y para mí eso es muy fácil.

 

¿Cuál cree que es el fuerte del Arte Colombiano?

La originalidad.  Nada menos.  Y por ello somos famosos en el mundo entero.  Cada vez que un suramericano exhibe en un museo o galería del mundo, es un absoluto suceso.

 

¿En qué cree que estriba el sello que hace que su obra sea reconocida como una obra colombiana, que no puede ser de otra parte?

En Tokio o en Helsinki... en todas partes, la gente ha dicho que esto tiene que ser tropical o colombiano, porque no puede ser de otra parte del mundo.  No hay una pintura como la de Omar Rayo en el Japón, ni en China, ni en ninguna otra parte.  Cuando, en China, yo les mostraba un video del Museo Rayo, de Roldanillo, ellos me preguntaban: “¿Eso dónde queda?”, “Pues en Colombia”, y “¿Dónde queda Colombia?”, “En Suramérica” y así les iba respondiendo, hasta que ellos me dijeron sorprendidos que me estaban haciendo estas preguntas porque allá, a pesar de ser milenarios, no tienen un museo como el mío.  ¿Te das cuenta del tipo de homenaje que me estaban haciendo? ¡Por ser original!

 

Hablando de originalidad, ¿cuál cree que es el factor principal para lograr originalidad en el Arte?

Yo no sé realmente, porque solamente los pintores que triunfan son los originales.  Yo no conozco un artista que haya triunfado y no sea original, porque los copistas no pasan la barrera del éxito. 

 

Alguna vez se ha sentido atraído por pintar el color de las profundidades internas de los seres y las cosas y no el color cáscara, el de las superficies que todos vemos?

Eso lo hice yo, en los primeros pasos de mi carrera.  Yo fui un acuarelista y también pintaba con lápices de colores y crayolas.  Eso lo hice cuando tenía 9 ó 10 años. 

 

¿De dónde viene el gen artístico de usted y de su hija, también pintora?

Viene de mi abuelo, que era un fotógrafo alemán.  Mi abuela se casó con un alemán que era un fotógrafo que viajaba por toda América Latina recogiendo o coleccionando los pasos de Humboldt, y cuando llegó a la zona del Valle, se enamoró del Valle y del paisaje y de mi abuela, hasta que en un remolino en el río Cauca se ahogó, joven todavía.

 

El padre del ex presidente panameño Omar Torrijos y abuelo de Martín, quien hasta este año fue presidente de Panamá, era de Roldanillo. ¿Usted se acuerda de la familia Torrijos, en aquella vida de pueblo? ¿Tuvo relación con ellos?

El papá de Omar Torrijos, José María Torrijos, nació aquí y se formó aquí, en Roldanillo.  Él fue aquí juez y después fue profesor, en Cali.  Luego él se fue para Panamá y allá fundó su familia, y de ahí nació Omar Torrijos.  Aquí estuvo Omar Torrijos, cuando Roldanillo cumplió 400 años.

 

¿Teme por el futuro del Museo Rayo?

El futuro del Museo Rayo va a ser un milagro, porque entre los intereses y la agenda del gobierno no está el hacer algo por la cultura del país.  A veces, hacen algunas cosas pasajeras, pero no lo veo en términos generales, en términos de gobierno, realmente.  Es muy penoso esto que tengo que decir, pero así es.  Están acabando las iglesias y destruyendo las escuelas, los hospitales... están destruyendo todo.  ¿Qué va a quedar de esta civilización que se llama Trópico?

 

Y eso que muchas veces el escaso apoyo que se da a la cultura es gracias a influencias y contactos, mientras las cosas realmente importantes permanecen desconocidas, especialmente por la falta de un verdadero periodismo cultural en nuestro país.

Desgraciadamente, está pasando eso en nuestro país.  Hasta en las portadas de los periódicos se muestra es la farándula, la cultura de lo efímero.  Está bien que esta quede en una página interna, pero me parece realmente un pecado poner futbolistas y cantantes en la primera página.

 

¿Cómo cree que Roldanillo se ha vuelto un referente artístico y ha cambiado y evolucionado hacia la cultura, gracias a la fundación de su museo?

Eso se nota en el comportamiento de la gente.  Por ejemplo, recién inaugurado el museo, traje a un artista francés que se llama Yves Rosillé, que está vinculado al Valle del Cauca porque está casado con una arquitecta bugueña, entonces él trae una pintura surrealista muy brillante, interesante e intelectual y, como yo siempre pongo al público asistente a la muestra a conversar con los artistas (generalmente internacionales), puse a conversar al artista con un chico, y el chico le dijo: “Maestro, usted tiene influencia de Matta”, y el artista le responde: “No.  Yo conozco a Matta y vivimos cerca, en París, pero yo considero que no tengo influencia de él”.  Entonces, viene otro chico, y le dice:  “Usted dice, maestro, que no tiene influencia de Matta, pero, probablemente, de Lam sí tiene”.  Entonces, se quedó callado el maestro y dijo: “Me da la impresión de que ustedes saben de Arte, más que yo”.   Eso es para que te des cuenta de lo interesante que es el fenómeno cultural y formativo que se está dando, en Roldanillo.  El amor por la cultura hay que comenzarlo desde jóvenes, por eso estoy proponiendo en el museo mostrar todo lo bello del Arte y del país.

 

Todo un maestro

 

Omar Rayo Reyes nació en Roldanillo, Valle, en 1928.   Estudió Dibujo por correspondencia, en la Academia Zier, de Buenos Aires y,  años más tarde, en 1959, en México, gracias a una beca que le concedió la OEA.

De su famosa obra se han realizado exposiciones individuales en más de diez ciudades de Colombia, y en el Exterior, en París, Nueva York, Tokio, Pekín, Washington, Barcelona, Buenos Aires,  Chicago, México DF., Miami, Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Santiago de Chile, Caracas, Maracaibo, Lima, Arequipa, Cuzco, Montevideo, Ciudad de Guatemala, Panamá, La Paz, Quito, Guayaquil, Monterrey, Guadalajara, Veracruz, San Juan de Puerto Rico  y una decena más de ciudades de los Estados Unidos. 

Asimismo, ha participado en bienales y muestras colectivas en Francia, Inglaterra, Italia, España, Noruega, Alemania, Suiza, Eslovenia, Hungría, Polonia, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, México, Cuba, Chile y Costa Rica, entre otros países.  En total, más de 200 exposiciones.

 En 1958 obtuvo premio en Dibujo, en el XI Salón de Artistas Colombianos y en 1970, el primer premio, en el XXI Salón de Artistas Colombianos.  En 1971, obtuvo el “Premio Internacional”, en la gran Bienal de Sao Paulo.  También ganó premios en la Segunda Bienal Interamericana de México, la I Bienal de Quito, la de San Juan de Puerto Rico y en el Museo de Arte de Filadelfia. 

Ha recibido innumerables distinciones y condecoraciones y se han publicado varios libros dedicados a su obra.   Su obra está presente en numerosas colecciones sobresalientes y en más de 80 museos, en todo el mundo.

En 1981, se inauguró el Museo Rayo, en Roldanillo, que consta de ocho edificios iguales de forma octogonal y nueve metros de altura, que ocupan un área de 1.500 metros cuadrados.  Desde allí, se ha consagrado a promocionar las diversas manifestaciones artísticas y literarias en Colombia.

 

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23 mayo 2010 7 23 /05 /mayo /2010 11:06

 

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ

El Mundo, 29 de enero de 2010 (Enlace)

 

 

Este pintor colombiano está cumpliendo setenta años de edad.  Y está tan activo como siempre: prepara dos importantes exposiciones y se alista para dictar una cátedra de posgrado en la New York Academy of Art.

 

¿Cómo cree que puede llegarse a un equilibrio entre el abstraccionismo y el figurativismo?

 

Dificilísimo. Yo he dedicado toda mi vida a ver cómo puedo unir esas dos ideas sin que un cuadro figurativo se vea mal y sin que un cuadro abstracto se vea poco convincente. Yo no he podido encontrar un pintor que realmente las haya unido bien.   

 

¿Cómo hace para lograr una estética tan decimonónica pero tan contemporánea?

 

Yo creo que fue importante el hecho de haber estudiado en los Estados Unidos y de haber sentido que, de quedarse allá, uno se doblegaba ante las ideas que imperaban en ese momento y que había que irse de allí y tratar de encontrar su propia personalidad.  Yo nunca compartí ni el estilo de vida ni los conceptos teóricos y filosóficos del arte norteamericano.  Por eso me vine para acá.  Desde muy joven sentí ese rechazo.  Yo sentí que no me iba a prostituir, aunque me tocara ir en contra de todas las corrientes, pero yo iba a dejar una obra contando mis vivencias personales, aunque a nadie le interesen.  Porque no puede ser otra cosa, no se puede falsear el arte de uno, ni la razón de ser del Arte.

 

Explíquenos su frase: “Las buenas teorías pueden hacer historia, pero no necesariamente, buen Arte”.

 

Ciertamente.

 

Los estilos artísticos siempre han llegado a nuestro país muy tardíamente.  Por ejemplo, don Andrés de Santa María trajo el Impresionismo, cuando este ya había pasado de moda en Europa, hacía medio siglo.   Pero su caso es distinto, porque usted se crió en los Estados Unidos, muy al tanto de las vanguardias mundiales fundamentales de la mitad del siglo XX.  Usted las vivió directamente...

 

A mí me educaron en todo eso.  Los pintores de moda, cuando yo estaba allá, estudiando en la universidad, eran Pollock, De Kooning...  y luego vino una reacción fuerte contra eso, con Andy Warhol.  Yo todavía estaba allá, y, un poco después, yo me hastié de eso y decidí seguir mi propia inclinación, sin la presión tan grande de esas escuelas neoyorquinas, para desarrollar lo mío propio. 

 

Justamente, ese es uno de los mayores valores de su obra: el saber recoger influencias directas de diversas escuelas de la historia del Arte y hacer con ellas un arte muy contemporáneo...

 

Yo pienso eso, pero la gente no lo ve así.  Es decir, hay mucha gente que ve el tipo de arte que yo hago como del siglo XIX. 

 

 

Juan Cardenas

 Sergio Esteban Vélez y Juan Cárdenas.  Residencia del artista, Suba, 2002.

 

Háblenos un poco de esa admiración que usted siente por Goya.

 

La pintura en la tradición europea comenzó a cambiar radicalmente digamos que a partir de Goya, en el momento en que los europeos se dieron cuenta de que era mucho más importante lo que el artista tenía que decir, que las ideas que la sociedad le imponía.  Ese rompimiento vino desde un poco antes, digamos que desde el Renacimiento.  A partir de ese momento, el artista decide que él va a pintar lo que le dé la gana y cómo le dé la gana.  Goya es un caso excepcional.  Cuando los “Caprichos” y los “Proverbios” empezaron a llegar a París y cayeron en manos de los intelectuales, se impresionaron fuertemente y él logró entonces tener una influencia muy grande en aquellos, como Delacroix.

 

Sí, es bastante particular cómo tres españoles, cada uno en su momento histórico, cambiaron la historia del Arte:  Velásquez, Goya y Picasso...

 

Sí.  Es curioso cómo una sociedad tan marginada de los movimientos intelectuales europeos pudo producir tres hombres y tres rumbos históricos tan claves en la pintura, que, realmente, cambiaron el rumbo del Arte.  Y España es el país menos esperado para producir esta gente. 

 

¿Su conocido fervor por el siglo XIX viene talvez del orgullo que usted siente por las glorias de su familia en aquella época, cuando su tatarabuelo Tomás Cipriano de Mosquera y sus tíos Joaquín Mosquera y Pedro Alcántara Herrán gobernaron el país en seis ocasiones?

 

No, en mi familia no se hablaba casi de eso.  Yo salí muy joven de Colombia y papá se negó siempre siquiera a decir de quiénes éramos familiares.  Éramos muy gringos en ese sentido.  Sabíamos, a duras penas, que veníamos de Popayán y le teníamos mucho cariño a Popayán y a la historia de Colombia, pero jamás tuvimos petulancia ni orgullo desbordado, por haber tenido esa cuna popayaneja.

 

Pero después usted la descubrió, se enorgulleció realmente y plasmó toda esa riqueza histórica en algunas de sus obras...

 

¿Sabe por qué? Porque cuando regresé me di cuenta de la manera tan injusta como han tratado a Tomás Cipriano de Mosquera.  Hace como treinta años, yo me puse a reconstruir una cantidad de aspectos de la historia de Colombia, al margen de mi obra, porque hubo muy pocos pintores en esa época que dejaran un legado interesante, aparte de Espinosa y otros dos o tres, y se han venido perdiendo tanto personajes como lugares históricos, que a mí me pareció que un pintor todavía podía hacer una labor benéfica para la sociedad, dejando unas reconstrucciones históricas.

 

Usted vive rodeado de pintores: su hermano Santiago; su esposa, Mónica Meira; su hijo Miguel.   ¿Qué dicen ellos del color que surge de usted?

 

Yo he tenido la buena suerte de poder tener familiares muy cercanos que siempre están criticándolo a uno, porque es la única manera de recibir una crítica honesta.  Picasso y Matisse, cuando se llamaban el uno al otro para criticarse las obras, siempre se decían todo lo contrario de la verdad, para ganar la gloria.  Hay algo de eso en todas las críticas que uno se hace con los demás artistas.  Entonces, es bueno tener familiares con los cuales uno siempre puede contar.

 

Háblenos de lo onírico y de la expresión de su subconsciente en el conjunto de su obra.

 

Escoja usted cuatro o cinco de los artistas más importantes en la historia del arte en Occidente y dígame si ellos no vieron el mundo a través de su temperamento, de una manera muy onírica.   Desde Da Vinci, hasta el que usted quiera.  Y eso, que sea muy personal y muy onírico, es lo que le da fuerza a un artista.  Si usted quiere, compare eso con lo que decía Andy Warhol, de que él quería ser una máquina: es el caso opuesto.

 

¿Cómo su experiencia como caricaturista ha enriquecido su trabajo?

 

Cuando uno ve la obra de artistas excepcionalmente buenos, como Goya o Da Vinci o Picasso, uno se da cuenta de que los intereses de esta gente han sido muy amplios, con una gama muy amplia de curiosidad hacia el mundo.   Da Vinci dibujó unas caras grotescas y asquerosas de gente inmunda, que eran caricaturas, era un hombre que se interesó por muchos aspectos de la vida, y la caricatura era uno de esos aspectos.  Picasso, también, y Goya, ni se diga.  Entonces, a mí me parece que, entre más intereses tenga uno en la vida, más se enriquece la obra del artista.  Hay artistas que sólo tienen una idea y exponen veinte obras y todas son igualitas, hasta el punto de que el arte se vuelve muy aburrido y se cree que eso es muy serio porque es una gran investigación, pero yo no creo: yo creo que eso es falta de curiosidad.

 

¿Por qué esa obsesión suya por pintar su rostro y su figura propia?

 

En cierta manera, todo escritor escribe su autobiografía y cada artista pinta su autorretrato.  Una obra de arte, hasta cierto punto, es un autorretrato, aunque no tenga tu cara, porque habla mucho de la persona que lo hizo.  Entonces, de ahí a que usted pinte su propia cara, es un pequeño brinco, pero es esencialmente la misma cosa. 

 

¿Qué estimulo significó para usted el ser nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, en París?

 

Eso ocurrió a raíz de una bienal en el Grand Palais, en la que yo estaba exponiendo mis cuadritos, y el Ministro de Cultura de Francia, en el período de Mitterrand, entró a la exposición mía y hablamos algunas cositas en francés.  Le gustó mi obra. Y después, él fue personalmente quien me dio la condecoración.  Pero, por otra parte, yo no siento que me hayan dado muchos reconocimientos, entre otras cosas porque yo me he marginado mucho del mundo artístico de aquí.  Además, esas cosas hay que lucharlas y, en muchos casos, hay que intrigar un poco para lograrlas, aunque sean merecidas, y eso a mí no me gusta.  Yo hice mi carrera por fuera y, por otro lado, yo me di cuenta de que el tipo de arte que yo estaba haciendo, a lo mejor, no era el que Colombia habría escogido para enviar a bienales. 

 

Entonces, ¿usted está de acuerdo con que, en este país, los artistas que triunfan no lo consiguen, muchas veces, por su talento, sino, básicamente, por contactos o influencias?

 

Y no solamente en este país.  Mire la Francia del siglo XIX...  Cuántos pintores que eran famosísimos en su época, son desconocidos, hoy en día.   

 

 

¿Ha sido difícil defender el figurativismo, en un tiempo en el que la pintura ha sido señalada hasta en la universidad misma como “pasada de moda”?

 

¡Usted lo que me está diciendo es que el ser humano está pasado de moda! Eso no pasa.   En contraste con lo que pasa con la pintura, resulta que el figurativismo, o sea utilizar la realidad como la vemos, en la fotografía, desde comienzos del siglo XX, se volvió la técnica más por importante, tal vez, el arte por excelencia.  El público, las masas y los artistas se volcaron sobre el cine y la fotografía, y hasta el día de hoy los están usando.  Entonces, ¿por qué el realismo se puede utilizar y es legítimo cuando es hecho por una máquina y no cuando es hecho por un pincel, para lograr el mismo efecto?

 

¿Cree que en este momento el Arte está en una entropía, que lo llevará hacia un orden nuevo?

 

Me gustó mucho el uso de ese concepto, de la palabra entropía, porque, realmente, es una manera muy gráfica de describir lo que ha venido pasando en el arte, después del modernismo.   Ha habido un cuestionamiento muy fuerte y muy serio acerca de la razón de ser del arte, que es el arte.  Un cuestionamiento que comenzó desde Manet, cuando se preguntó si el arte debía ser estético o no: si la belleza era una cualidad inherente al arte, y decidieron que no la era y se rechazaron, una tras otra, otras cualidades características del arte, como si el arte debía ser representativo o ilusorio... Y llegó un momento en el que el arte era concepto, nada más.  El Arte Conceptual ha sido conceptual desde que nació, en el Renacimiento, por lo que no fue un gran descubrimiento: no descubrieron la forma...

 

¿Qué piensa del facilismo en las producciones de nuestros jóvenes artistas?

 

Hace falta más respeto por la Historia.  Aquí, en el siglo XVII, fuimos seguidores de corrientes extranjeras. Lo fuimos también en los siglos XVIII, XIX y XX, siempre mirando hacia afuera, a ver cuál era la última moda, y ahora, en el siglo XXI, es la misma cosa, los jóvenes miran en las revistas lo que está pasando en el Exterior y tienen una tendencia a ser seguidores y copistas. 

 

¿Hacia dónde cree que va la pintura mundial?

 

Yo no me atrevería a decir a dónde va, pero sí puedo decir que ha habido un cuestionamiento que llegó en un momento dado a romper con el Modernismo y dio lugar a otras tendencias.  Ahora, seguimos cuestionando y hay mucha más apertura, el arte es mucho más permisivo hoy en día, que cuando yo era joven, cuando sólo se podía hacer Expresionismo Abstracto, y punto.  Hoy el mundo es mucho más abierto ante las distintas ideas y tipos de pensamiento.  Yo creo que si usted tiene algo importante que decir, habrá quién lo escuche, sin que se le imponga tanta escuela.  A la edad que yo tengo, recuerdo haber pasado por una cantidad muy grande de imposiciones.  Yo no viví en la época del Surrealismo, pero si usted no pintaba surrealismo, en tal época, no era nadie; o si no hacía Cubismo, un poquito antes, usted no era nada. 

La sociedad no les puede imponer a los artistas unas ideas o escuelas, unas maneras de hacer Arte.  Finalmente, se ha reconocido que tiene que haber libertad de pensamiento, y la tenemos un poco más, hoy en día.  

 

 

Un valor de Colombia ante el mundo

 

Nació en Popayán, en 1939.  Estudió Dibujo y Pintura en Rhode Island School of Design.  Luego de vivir muchos años en los Estados Unidos, regresó a Colombia, en 1965, cuando se dedicó a hacer caricatura para importantes periódicos y a la docencia, que ejerció en la Universidad de los Andes y, posteriormente, en importantes escuelas de los Estados Unidos.

Se han realizado numerosas exposiciones de su obra, en Bogotá, Cali, Barranquilla, Popayán, en Colombia, y en importantes salas de ciudades extranjeras, como París, Nueva York, Madrid, Bruselas, Washington, Chicago, Basilea, Miami, Santiago de Chile, Caracas y La Habana.  Entre estas, descuellan sus múltiples exposiciones individuales en París.

En 1974, ganó el primer premio en el XXV Salón Nacional de Artistas y en 1986 fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, por el Ministerio de Cultura de Francia.

En 1991, Seguros Bolívar publica un libro dedicado a su obra, con textos de Juan Gustavo Cobo Borda, y en el 2007 se edita otro libro de homenaje, publicado por Villegas Editores.

 

 

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