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Presentación

  • : El blog de Sergio Esteban Vélez
  • : En este sitio, la cultura es protagonista. Se puede apreciar lo mejor del arte y de la literatura colombiana, a través de entrevistas a sus mayores representantes y de más de un centenar de artículos sobre el trabajo de los mismos. También hay un espacio para la Historia, la Política y la Lingüística, además de una compilación de la obra poética que el autor ha desarrollado desde su niñez, cuando ya publicaba libros y era admirado en su país como "el Niño Poeta".
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El color según los maestros

Guerra, Padura y Manet

2 julio 2010 5 02 /07 /julio /2010 11:50

El pasado siete de junio, Colombia perdió a uno de sus mayores artistas. Con la partida de Omar Rayo, el arte colombiano está de luto.

 

SERGIO ESTEBAN VÉLEZ 

El Mundo, 2 de julio de 2010


Tal vez ni el mismo Omar Rayo se habría imaginado cómo lo quería Colombia. Hasta el último momento, estuvo angustiado por el futuro de su obra más luchada, el Museo Rayo, y se sentía huérfano de apoyo. 

Grande ha debido ser su sorpresa, desde el piélago celeste, al darse cuenta de con qué palabras elogiosas los máximos dirigentes del país y los principales diarios de América Latina se refirieron a él, en el momento del adiós postrero. Como ejemplo de las innumerables manifestaciones de homenaje a su obra que presentaron ese día, basta decir que, en nombre de los vallecaucanos, el entonces aspirante a la Vicepresidencia de la República Angelino Garzón comenzó su participación en el debate televisado esa misma noche con un mensaje de solidaridad a la familia del Maestro y al pueblo de Roldanillo, del cual Rayo es un símbolo, o un sinónimo. 

Y Garzón conocía bien la trascendencia de la figura de Rayo en el Valle del Cauca, pues había sido, desde hacía mucho tiempo, uno de los mayores admiradores y divulgadores de su creación artística y de las otras importantes gestiones culturales que había desarrollado en su comunidad. Él mismo, como Gobernador, se encargó de organizar, hace dos años, la gran celebración del cumpleaños número 80 del Maestro, y publicó un libro, en edición de lujo, con lo mejor de su obra. Por esos mismos meses, este homenaje se complementaría con la impresión de otro bellísimo libro, de Villegas Editores, con lo más relevante de todas las etapas de la producción artística de Rayo. El maestro valluno quedó tan maravillado, que declaró que, gracias a aquel tomo, pudo apreciar él mismo la verdadera dimensión de su trabajo. 

Un año después, en el 2009, ya se sentía mucho mejor de sus dolencias del corazón y de los riñones (que, en el 2006, lo habían tenido al borde de la muerte)... tanto, que hasta se volvió a enamorar. 

A mediados del año pasado, presentó, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, su última exposición, “Mateo’s Toy”, dedicada su único nieto, Mateo. 

Según el Maestro, el niño Mateo ya es todo un artista. Y yo personalmente pude constatarlo, en el 2008, cuando, durante una visita al maestro Rayo y a su esposa Águeda, en su casa de Roldanillo, pude notar con asombro que Mateo, todavía un bebé, ya hacía gestos especiales para indicar que reconocía y le gustaban las pinturas de su abuelo. 

 

Omar Rayo

Fue por esos días cuando el Maestro me concedió esta entrevista, inédita hasta hoy, cuando Palabra y Obra se asocia al homenaje que todos los colombianos le debemos a este gran maestro del arte moderno colombiano: 

¿Cómo nutrió su formación artística el período en el que se dedicó a hacer esas caricaturas, tan particulares y que representaban tan bien el alma de los personajes? 

“Mi caricatura era muy ingeniosa. Allí lo importante eran el parecido y el estilo. Siempre me ha interesado es ser original. Si no eres original, te queda mucho más difícil ser alguien en la Literatura, en la Plástica o en la Poesía”. 

Hablemos un poco acerca del período surrealista de su obra... 

“Ese período fue muy furtivo. Mi propósito no era ser un pintor surrealista, para nada. Sencillamente, yo comencé a pintar esas cosas surrealistas, porque tenía la influencia de Ives Tanguy, el famoso pintor francés, y de algunas cosas de Dalí. Como leía mucho la Literatura Francesa de esa época, pues me interesó plantear también, a mi manera, las cosas tropicales. Eso se llamó el “bejuquismo” y fue una cosa muy pasajera, uno de mis pasos para llegar a ser un artista”. 

Usted ha viajado por todo el mundo, visitando museos y galerías, y ha expuesto en muchísimas ciudades. ¿Cómo estos viajes han enriquecido su estilo personal? 

“Absolutamente. Me siento muy emocionado cuando la gente absorbe o admira mi obra. Por ejemplo, en el año 2002, cuando expuse en Pekín, China, era tanta la gente que había, que no se podía ver la obra, y en las tardes los niños iban a copiar mis pinturas. Era un juego eterno de emoción. Imagínate lo que es emocionar a un niño con la utilización estética. Eso es muy difícil y yo lo logré”. 

¿Usted cree que para lograr una verdadera proyección internacional del Arte Colombiano es preciso que nuestros artistas se radiquen en el Exterior? 

“Bueno, en cierta forma, pero hacen falta más embajadores que hagan promoción del país. No solamente de artistas y poetas, sino de quienes muestren y vendan el país. Aquí no tenemos ni idea de eso, ni del asunto turístico, porque no nos duele el entorno, no tenemos amor por lo propio”. 

Explíquenos eso de que, cuando usted está en su apartamento en Nueva York, se siente ciego por la contaminación y por eso pinta en blanco y negro; pero, cuando está en Roldanillo, el calor del trópico hace en su obra explote un torbellino de colorido... 

“Así es. La nostalgia me hace pintar en blanco y negro. No recuerdo los colores, porque los colores no son para recordarlos: son para verlos. Es imposible recordarlos todos. Hay que estar frente a ellos, hay que estar presente y verlos”.

Hablemos de esa serie suya sobre los “Samanes de Roldanillo”... 

“Eso es una maravilla. Me puse a hacerlo porque yo sembré, cuando era boy scout, varios de ellos. Es como un juguete de la infancia”. 

¿Cómo hace para lograr ese resultado tan armonioso, cuando, muchas veces, combina o junta colores cromáticamente incompatibles? 

“Eso es cierto. Esa es una de las hazañas mías. Yo no me doy cuenta de que estoy haciendo eso, pero, después aparece una cosa bien ejecutada, bien moldeada y digerida, y ese es uno de los grandes placeres de un creador”. 

¿En qué consiste ser un buen colorista? 

“No sé. Es que como eso ha sido parte de mi entorno, ha sido tan natural, pues no ha sido rebuscado como un milagro. Yo simplemente estiro la mano y tengo un color. Así es el Trópico”. 

Háblenos de ese equilibrio magnífico que usted ha encontrado en el blanco y el negro y que ha explorado y desarrollado con una imaginación casi infinita... 


“Allí simplemente juegas con tu imaginación, con tu talento, con tu creatividad, con tu formación estética. Con los colores es como jugar con un juguete refinado; en cambio, con el blanco y negro, todo lo que tú sabes de estética está planteado ahí”.

¿Cuál ha sido, para usted, el honor más alto que ha recibido? 

“Hay tantos... pero tan pocos, también. Yo no ando buscando premios, pero creo que el más grande fue el de la Bienal de Sao Paulo, en el año 71”. 



Contra los “vivos del talento” 

EL MUNDO y este comentarista hemos seguido, durante los últimos años, la trayectoria del maestro Omar Rayo, por medio de diversos artículos y entrevistas, divulgados a través de estas mismas páginas. Entre el compendio documental logrado, resalta la entrevista “El arte efímero no es Arte”, publicado en Palabra y Obra, en agosto del año pasado. 

Dado el carácter sui géneris de esa entrevista exclusiva y única, en la cual el maestro Rayo se pronuncia con más vehemencia que nunca acerca de los que él llamaba “los manipuladores del arte en Colombia”, reproducimos algunos de los fragmentos más contundentes de la misma: 

¿Usted cree que el Arte Efímero va a ser efímero? 

“El Arte Efímero no es Arte: es otra cosa, otro mundo. Yo he hecho Arte Efímero, pero eso no tiene razón de ser. ¿Para que lo vea una persona una vez no más?” 

¿Y piensa que nuestros artistas jóvenes están desarrollando sus propuestas de instalaciones y performances con originalidad o genialidad? 

“Ellos, sencillamente, son “vivos del talento”. Yo, hasta ahora, no he visto la gran obra de ese tipo de Arte. Además, son nietos de Marcel Duchamp, que se aburrió de pintar, se puso a jugar ajedrez, desnudo, con una gran modelo, mandó al diablo la pintura y se puso a hacer estas cositas. Y ahora, viene un ejército de “niños bien” de la sociedad colombiana, latinoamericana o del mundo, repitiendo esos juguetes. Ya los artistas de Inglaterra, como leí hace poco en el New York Times han regresado a pintar, porque se aburrieron de hacer cositas y están felices de haber vuelto a pintar, porque pintar tiene esa magia, esa poesía...” 

Respecto de este mismo tema. Usted, que es reconocido como un gran trabajador, ¿cree que los artistas jóvenes están perdiendo el sentido de la consagración oficio del artista? 

“Absolutamente. Esa es una de las cosas por las cuales el Arte me preocupa: porque se está haciendo mal”. 

Pero habrá que esperar cómo evolucionan las cosas. Dicen que el tiempo es el gran depurador... 

“El tiempo es el gran depurador, pero como ahora estamos en un tiempo sin tiempo, tenemos que darnos cuenta de qué es lo que nos ponen frente a las orejas o en las narices, para que no nos engañen”. 

¿Considera que, en nuestro medio, quienes fungen como curadores son pseudointelectuales? 

“Es que esa es otra enfermedad que le nace a este tipo de arte: que hay que tener curadores, ¡como si el Arte estuviera muerto o enfermo! Y estos son personajes raros, en el vestir y en el decir, que se inventan una cantidad de discursos que no llevan a ninguna parte. Y están metidos en todas partes: ¡Hasta en la sopa! 

Están en todas las bienales, en todos los salones nacionales e internacionales. Verlos, realmente, produce lágrimas, porque los salones nacionales y las bienales se convirtieron en circos de payasos”.

¿Entonces, le parece que en Colombia no hay una crítica de Arte consistente, objetiva y sólida? 

“Sí hay buena crónica de Arte, y la hacen los poetas, que son, justamente, los que deberían hacer crítica de Arte. Los poetas son los que más se acercan al Arte y a la cultura plástica. Yo tengo más amigos poetas que pintores”. 

Muchas veces el escaso apoyo que se da a la cultura es gracias a influencias y contactos, mientras las cosas realmente importantes permanecen desconocidas, especialmente por la falta de un verdadero periodismo cultural en nuestro país... 

“Desgraciadamente, está pasando eso en nuestro país. Hasta en las portadas de los periódicos se muestra es la farándula, la cultura de lo efímero. Está bien que esta quede en una página interna, pero me parece realmente un pecado poner futbolistas y cantantes en la primera página”. 

¿Cómo cree que Roldanillo se ha vuelto un referente artístico y ha cambiado y evolucionado hacia la cultura, gracias a la fundación del Museo Rayo? 

“Eso se nota en el comportamiento de la gente. Por ejemplo, recién inaugurado el museo, traje a un artista francés que se llama Yves Rosillé. Entonces él trae una pintura surrealista muy brillante, interesante e intelectual y, como yo siempre pongo al público asistente a la muestra a conversar con los artistas (generalmente internacionales), puse a conversar al artista con un chico, y el chico le dijo: “Maestro, usted tiene influencia de Matta”, y el artista le responde: “No. Yo conozco a Matta y vivimos cerca, en París, pero yo considero que no tengo influencia de él”. Entonces, viene otro chico, y le dice: “Usted dice, maestro, que no tiene influencia de Matta, pero, probablemente, de Lam sí tiene”. Entonces, se quedó callado el maestro y dijo: “Me da la impresión de que ustedes saben de Arte, más que yo”. Eso es para que te des cuenta de lo interesante que es el fenómeno cultural y formativo que se está dando, en Roldanillo. El amor por la cultura hay que comenzarlo desde jóvenes, por eso estoy proponiendo en el museo mostrar todo lo bello del Arte y del país”.

 

Rayo, el pintor de la corteza del arco iris

(Poema inédito de Olga Elena Mattei) 


Pintor, maestro, hombre-museo, 
museo-monumento. 
Esta es la casa de la estratosfera, 
donde la luz se siembra: 
la reincidencia de fenómenos 
más poderosos y más bellos. 

Aquí brillan reflejos de inteligencia y de talento; 
las vibraciones ópticas 
de ondas perfectas. 
Cortezas del arco iris, 
flechas áureas. 

Eres 
Rayo intenso 
que hace destellos de luces cenitales 
en los lienzos del aire. 

Rayo, que el horizonte hieres 
con tremendas lanzas, 
y trazas 
trenzas de relámpagos 
con cintas electrizadas. 
Tu mano fulminante 
se ha tornado benévola, 
y ahora se recrea 
entretejiendo nieblas 
con colores 
de una nueva sapiencia. 

Iris de albores, 
arco de iridiscencia, 
símbolo de quienes sueñan 
con quimeras. 

Rayo, 
que juegas con el espectro. 
Mago tejiendo 
caleidoscopios 
hechos de cielo. 

Malabarista 
que hace danzar 
los colores del cronopio 
de la luz en su vuelo. 

Prestidigitador, 
con cintas, 
enredas y desenredas 
los lazos de la vida. 

El Espacio se arrodilla, 
y los planos se arrugan o se ondulan. 
Doblas la esquina 
en el engaño 
entre la sombra 
y la pupila. 

Giróvago, derviche, 
maestro del éxtasis del genio, 
dueño 
del espectral secreto 
del arco iris 
y del mundo 
multifacético, 
del volumen 
redivivo 
en las telas 
de tu signo. 

OLGA ELENA MATTEI 
(Tras dos docenas de Encuentros de Mujeres Poetas patrocinados por el Museo Rayo)

 

 El hombre-museo

 

Omar Rayo Reyes nació en Roldanillo, Valle, el 20 de enro de 1928. Estudió Dibujo por correspondencia, en la Academia Zier, de Buenos Aires y, años más tarde, en 1959, en México, gracias a una beca que le concedió la OEA. 

De su famosa obra se han realizado exposiciones individuales en más de diez ciudades de Colombia, y en el Exterior, en París, Nueva York, Tokio, Pekín, Washington, Barcelona, Buenos Aires, Chicago, México D.F., Miami, Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Santiago de Chile, Caracas, Maracaibo, Lima, Arequipa, Cuzco, Montevideo, Ciudad de Guatemala, Panamá, La Paz, Quito, Guayaquil, Monterrey, Guadalajara, Veracruz, San Juan de Puerto Rico y una decena más de ciudades de los Estados Unidos. 

Asimismo, participó en bienales y muestras colectivas en Francia, Inglaterra, Italia, España, Noruega, Alemania, Suiza, Eslovenia, Hungría, Polonia, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, México, Cuba, Chile y Costa Rica, entre otros países. En total, más de 200 exposiciones. 

En 1958 obtuvo premio en Dibujo, en el XI Salón de Artistas Colombianos y en 1970, el primer premio, en el XXI Salón de Artistas Colombianos. En 1971, obtuvo el “Premio Internacional”, en la gran Bienal de Sao Paulo. También ganó premios en la Segunda Bienal Interamericana de México, la I Bienal de Quito, la de San Juan de Puerto Rico y en el Museo de Arte de Filadelfia. 

Recibió innumerables distinciones y condecoraciones y se han publicado varios libros dedicados a su obra. Sus creaciones están presentes en numerosas colecciones sobresalientes y en más de 80 museos, en todo el mundo. 

En 1981, se inauguró el Museo Rayo, en Roldanillo, que consta de ocho edificios iguales de forma octogonal y nueve metros de altura, que ocupan un área de 1.500 metros cuadrados. Desde allí, se consagró a promocionar las diversas manifestaciones artísticas y literarias en Colombia. 

El pasado 7 de junio, falleció, mientras una ambulancia lo trasladaba de Roldanillo a Cali.

 

Enlace El Mundo

 

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