SERGIO ESTEBAN VÉLEZ
En estos días de festival, la ciudad de Trois-Rivières, la segunda más antigua del Canadá, se convierte en un verdadero santuario poético. Todo gira en torno a la poesía. En restaurantes, bares, parques, escuelas y hasta en prisiones, se llevan a cabo las actividades del evento poético más importante del país y el festival de poesía francófono líder en el mundo.
Su fundador y presidente, Gaston Bellemare, uno de los gestores culturales más ovacionados y condecorados de su provincia, el Quebec, es referencia insoslayable cuando de festivales de poesía quiere hablarse en cualquier rincón del orbe. Por algo es el presidente de la Federación Internacional de Festivales de Poesía. Este escritor, editor y catedrático estuvo conversando con nosotros sobre el panorama actual de la poesía, el papel de los poetas y los proyectos que actualmente adelanta en asocio con Medellín.
- Los poetas, hace unos años, eran apreciados y aplaudidos como personajes destacados de la sociedad. La prensa destacaba su trabajo, los niños recitaban sus versos, la gente los reconocía en la calle, los gobiernos los nombraban en cargos diplomáticos... ¿Qué se puede hacer para que los poetas recuperen el prestigio y la relevancia que los distinguió durante tanto tiempo?
- Esta pregunta es muy compleja. En México, por ejemplo, a veces un poeta es más importante que el presidente del país. Es el caso de Jaime Sabines o de Octavio Paz. Aunque ellos no tenían el poder, gozaban del respeto que el presidente no tenía. Estos poetas eran personas del verbo "ser", mientras que el presidente era alguien del verbo "tener". Y esa es la diferencia entre los dos. La sociedad de hoy en día es muy del verbo "tener", mientras la poesía sigue siendo del verbo "ser". La gente de nuestro tiempo se pasa la vida queriendo "tener" mucho y se olvidan de "ser".
- ¿Cree que la falta de musicalidad o de rima en la poesía actual es una de las causas de la pérdida de espacio de la poesía en diversos estadios de la sociedad, como las tertulias familiares o los eventos escolares?
- No creo. Antes, por ejemplo, las mujeres llevaban corsé, y ya no lo usan. La rima era el corsé del verso. Ahora, el verso se ha liberado. Porque, si tienes la obligación de rimar, talvez eso no te permita plasmar fielmente la emoción que quieres transmitir.
- ¿Qué opina de tendencias poéticas como la de la poesía en onomatopeya, tan frecuentes hoy en día?
- Recuerdo que aquí, en el Quebec, había un poeta que hacía eso: constantemente creaba palabras a través de sonidos. Y un día, en Bélgica, en una lectura poética en la que lo estaban presentando como uno de los más grandes poetas quebequenses, luego de unos minutos, todos los asistentes se habían ido, porque nadie entendía nada. De modo que la onomatopeya es la onomatopeya y la poesía es la poesía. La poesía es algo que viene del interior de alguien y que intenta llegar al interior de alguien más. Y no es la onomatopeya la que va a facilitar eso.
- Usted es un privilegiado que ha podido asistir a la gran mayoría de festivales y eventos importantes de poesía en el mundo. ¿En qué país, según usted, se está produciendo en este momento la mejor poesía?
- A mí me gusta mucho la poesía escrita en español. Los mayores países de América Latina, gracias a la gran cantidad de personas que los habitan, evolucionan hacia la poesía de calidad más fácilmente que los países pequeños, en los cuales el dinamismo no es el mismo. Los países menos poblados muchas veces no son autosuficientes y todo tienen que importarlo. Pero un país como Colombia tiene suficientes poetas para "autoabastecerse" y desarrollarse a su propia manera.
-¿En qué país hay, hoy en día, el más nutrido y brillante grupo de poetas, según su concepto?
- Hay muchos en los países latinoamericanos y también, muy especialmente, en los antiguos países comunistas. Allá, ahora se goza de una libertad de expresión que antes no tenían y, por tanto, el interior de cada cual debe compenetrarse con su nuevo universo, la nueva manera de vivir.
- Pero, a pesar de la calidad de la poesía en estos países, talvez sean los poetas de los países más ricos los que reciban más apoyo...
- Nosotros todos los años evaluamos la situación de la poesía en el mundo. Nos fijamos en cuántos poetas hay en cada país, en cuántos volúmenes de poesía se publican, en cómo marcha el mercado de los libros de poesía... y, casi siempre, las ventas de libros de poesía son bastante similares en los diferentes países, sin importar si uno tiene un millón de habitantes, y el otro, cincuenta millones. En Francia, por ejemplo, de un poemario promedio se están vendiendo entre 150 y 200 ejemplares. Y ocurre que las grandes editoriales, como Gallimard, esperan a que las pequeñas editoriales inviertan durante años en la promoción de un autor, para, una vez el poeta ya es reconocido, invitarlo a publicar con ellos y, por tanto, a abandonar al pequeño editor. Y la mayoría de los autores aceptan la invitación.
- Si un poeta no ha sido traducido al inglés o al francés y, por tanto, a ustedes se les dificulta leer la poesía de tal autor, ¿cuáles son los parámetros para que ustedes tomen la decisión de invitarlo a su festival?
- Como editor, trabajé con 51 editoriales de 17 países. Tengo convenios con 20 festivales de poesía en el mundo. De ellos puedo obtener información. Además, puedo leer el currículum de un poeta y buscar información en la internet. Esto te permite comparar lo que él poeta dice de él mismo, con lo que realmente es. Puedo ver si el poeta ha obtenido premios y evaluar si estos premios son de una cierta categoría, si ha sido publicado por editoriales reconocidas o si él mismo ha pagado la edición de sus libros y si los demás dicen que se trata de un buen poeta. Yo no acepto que alguien me diga "Yo soy un gran poeta". Prefiero que me lo diga alguien más.
De la mano con Medellín
- Hablemos de la Confederación de Festivales de Poesía, creada en Medellín, hace dos años, gracias a su guía, como presidente y fundador de la Federación Internacional de Festivales de Poesía, y a la del antioqueño Fernando Rendón...
- Hace tres años, me reuní con Fernando Rendón en Medellín y planteamos entonces la posibilidad de este proyecto. Al año siguiente, convocamos a un encuentro internacional de directores de festivales de poesía. Invitamos a treinta festivales y asistieron más de cuarenta. Así se logró la creación de esta unión. Y esto es importante porque nos permite intercambiar y conocer cómo funcionan los otros festivales, las especificidades de cada uno de estos eventos y aquello que uno podría tomar para proponer ante su propio público. Porque, para mí, ante todo, es necesario que un festival de poesía sea para un público con poetas y no para poetas con público.
-¿Cómo va el desarrollo de convenios de su festival con festivales colombianos?
- Tenemos un convenio con el Festival de Pereira, que va muy bien. Los poetas quebequenses que han ido han adorado ese evento. Y también tenemos convenio con el festival de Medellín, al cual asisto siempre desde el año 2010. Este año, se suponía que presentaríamos un poeta enviado por el Festival de Medellín, pero no le fue concedida la visa para entrar al Canadá. Es toda una lástima que esto haya ocurrido, porque se trata de un poeta que se ha presentado en otros varios países y que habla francés, de modo que habría sido muy interesante tenerlo aquí con nosotros.
Una vida por la poesía
Gastón Bellemare nació en Saint-Étienne-des-Grès, Quebec, en 1942.
Inició su carrera de promoción de la poesía como editor internacional. Fue cofundador y director de la editorial Écrits des Forges, desde la cual publicó más de setecientos títulos. Fundó también la casa L'Orange Bleue, de poesía francófona, que agrupa cinco editoriales.
En 1985, fundó el Festival de la Poésie de Trois-Rivières. Desde la presidencia de este evento, ha creado una decena de prestigiosos premios de poesía y ha sacado adelante proyectos como la Maison de la Poésie (Casa de Poesía).
En el año 2001, fundó la Federación de Festivales Internacionales de Poesía. Funge como presidente de la misma. Actualmente, se avanza hacia la consolidación de una confederación mundial de festivales de este género.
Ha realizado asimismo una significativa labor al frente de otras entidades del medio literario y cultural del Quebec, como la Sociedad para el Desarrollo de Publicaciones Culturales (la cual preside), el Consejo de Bibliotecas y Archivos Nacionales, la Asociación Nacional de Editores y la Comisión del Libro y de la Lectura, entre otras muchas.
Su trabajo ha sido exaltado con numerosas condecoraciones, entre las que sobresalen el Premio Georges-Émile-Lapalme (la distinción más importante que concede el gobierno del Quebec a un representante de la cultura), la Orden Nacional del Quebec, la Medalla del Gobernador General del Canadá, la Medalla de la Academia de Letras del Quebec, la Orden de La Vérendyre y el Premio de la Université du Québec á Trois-Rivières. Es miembro de la Academia de las Letras del Quebec y de la Academia Mundial de la Poesía.