SERGIO ESTEBAN VÉLEZ
El compromiso infatigable de Lucrecia Piedrahíta con Medellín se proyecta, una vez más, con la creación de la nueva Facultad de Artes y Humanidades del Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM). Esta hiperactiva apóstol del Arte ya nos había demostrado, como directora del Museo de Antioquia, cuando creó el megaproyecto de “Ciudad Botero”, que el Arte puede cambiar la imagen internacional de esta ciudad y que la Cultura es el mejor instrumento para lograr un ambiente de sana civilidad, aún en comunidades con un doloroso y trágico historial.
Y el año pasado, justamente al pensar en que muchos jóvenes talentosos quisieran consagrarse al estudio de las Artes y de las Humanidades, pero no cuentan con suficientes recursos para esto, y considerando el potencial de estos mismos jóvenes como líderes catalizadores de nuestra sociedad, Lucrecia, con la responsabilidad social como bandera, se retiró de la dirección del Canal U, para poner “manos a la obra” en pos de desarrollar, con un equipo de excelencia, el diseño y la conceptualización integral del interesante proyecto de esta facultad.
Como nos comenta la misma Lucrecia, la Facultad centra su formación en la relación Arte y Tecnología. Para comenzar, estructuró dos programas académicos: Artes Visuales y Tecnología y Diseño Gráfico/Visual. La investigación será el eje transversal de estos programas.
Según Lucrecia, la vocación tecnológica del ITM constituye el primer factor diferenciador que da horizonte a la facultad. En las directrices que se han trazado, se hace énfasis en que esta facultad se enfocará a “promocionar un profesional formado en las Artes y las Humanidades que tenga dominio de las nuevas tecnologías, lo que permitirá la aplicabilidad de estas esferas a las innovaciones tecnológicas de punta como un aporte a las sociedades de la comunicación y la información y abrirá espacios en la economía que valora la creatividad del artista como un valor agregado a los productos de consumo o de orden suntuario”.
A finales de enero, cuando Lucrecia sintió que ya estaba concreto el derrotero de la nueva facultad, decidió renunciar a la decanatura, para dedicarse a nuevos retos, como la curaduría de una muestra sobre Desplazamiento Forzado, que se presentará en el segundo semestre de este año, en el Claustro de San Agustín en Bogotá. Para la exposición, trabaja con un grupo interdisciplinario que avanza sobre cartografías, con la finalidad de dar cuenta del destierro en Colombia y sus múltiples consecuencias.
La Universidad Nacional seleccionó a Lucrecia para la organización de esta muestra, consciente de la categoría de la investigación que esta museóloga e historiadora del Arte ha desarrollado, en los últimos 9 años, sobre la configuración de los asentamientos de desplazados en nuestra ciudad. Tal trabajo (que ya habíamos comentado en esta columna) ha permitido realizar una lectura diferente del desplazamiento: aquella que se sirve de los conceptos propios de la Estética, la Etnografía y la Teoría de la Comunicación para describir la relación que los desplazados “re-inventan” con el espacio, analizar la re-identificación de los individuos con sus lugares (sujeto-objeto) y las re-significaciones de las relaciones sociales (sujeto-sujeto).
En esta ocasión, el Claustro de San Agustín expondrá “La Memoria Decapitada”, investigación que da cuenta del hombre, el espacio y sus lugares, como objetos-retratos.
En la gran muestra, los componentes museográficos darán cuenta del fenómeno del desplazamiento en Colombia, a través de fotografías, textos, dibujos, objetos recuperados, cartografías físicas y digitales, soporte audiovisual, página web y la participación colectiva del Sobre Nómada, un elemento diseñado para el ejercicio curatorial que permitirá la vinculación activa de artistas, intelectuales de diversas áreas, docentes y público abierto.
Como si esto no entrañara suficiente trabajo, paralelamente, Lucrecia continúa dirigiendo sus programas de Arte, en radio, televisión e Internet; consolida un grupo de investigación en Arte, Ciencia y Tecnología, y avanza en la publicación de su nuevo libro, “Artes Plásticas en Antioquia. De la esfera global al ámbito local”, basado en las expeditas exploraciones que ha realizado, desde el año 2003, cuando dirigió la labor académica de la investigación multimedial “Artes Plásticas en Antioquia”, liderada por el IDEA. Conociendo las calidades de la autora, que se han reflejado siempre en sus gestiones y proyectos, creemos que este será un invaluable documento de consulta para comprender las prácticas artísticas y culturales en nuestra región.
Teniendo en cuenta el extraordinario historial de realizaciones que, no obstante su juventud, puede ostentar esta gestora cultural, no sería raro que, dentro de poco, la viéramos como ministra de Cultura. Ojalá así fuera.
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